Sapiens (Yuval Noah Harari)

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Sapiens (Yuval Noah Harari)

Si eres alguien inteligente con cierta curiosidad por saber quiénes somos los homo sapiens y cómo hemos llegado hasta aquí, te prometo que este libro puede cambiar tu forma de ver el mundo. Tal cual.

Sapiens fue inicialmente publicado en hebreo en 2011. Posteriormente, con su traducción al inglés ha sido disparada al mundo de los superventas, en el que permanece desde entonces. Cinco añazos. ¡Un libro de divulgación científica! ¡Qué locura! Lógicamente, esto llamó mi atención -por descontado la temática es fascinante-. Y no exagero un pelo si os digo que Sapiens le da dos tortas en la cara a tu percepción del mundo, no importa si muchas de las cosas que cuenta las sabíamos ya. Se trata de una interpretación lógica y racional (quiero incidir en los términos lógica y racional) de nuestra especie y su interacción con el mundo, a niveles de biología, evolución, ecología, psicología o emocionales. Harari es historiador y profesor universitario. ¿Qué te parecería una ponencia donde expone todas estas cuestiones a nivel didáctico y sólo para tí? Si no te he convencido aún, sigue leyendo.

¿Quién no quiere comprender el mundo en el que vivimos? ¿Sabes que no lo sabemos todo, pero es más fácil interpretarnos cuando conocemos quiénes somos? ¿Filosofía barata? ¡NO! ¿Verdades crudas e indiscutibles? Muchas. ¿Algunas afirmaciones interpretables? ¡Cómo no iba a haberlas! Hacedme el favor de leer el siguiente párrafo, cita del propio Harari en Sapiens, y me decís si no tenéis que rumiar esta afirmación un par de segundos antes de volver a parpadear. Zaska.

¿Por qué hemos llegado hasta donde estamos, si empezamos aquí como una especie animal como cualquier otra? ¿Tenemos fecha de caducidad, como la han tenido otras especies antes que nosotros? ¿Somos los reyes de la creación, o solamente creemos que lo somos como unos estúpidos engreídos? ¿Por qué hemos sentido la necesidad de crear imperios? ¿Por qué es importante que haya un dios, y ha habido siempre  tantos? ¿Por qué hoy día el dinero ya es más importante que cualquier dios? ¿Qué es realmente Citröen?

Desde la publicación de Sapiens su autor está considerado uno de los mayores pensadores de nuestro tiempo y vais a encontrar cientos de entrevistas y artículos donde expone sus teorías. Obviamente, nada comparable con leer directamente su obra, pero podéis investigar un poco en el vídeo que os pongo en este enlace de TED.

 

Sólo somos una de las especies de homo que han habitado en La Tierra. La única que queda.

Evidentemente, Sapiens es un ensayo y como tal refleja la visión particular de su autor. Osea: es opinable y subjetivo a pesar de su enfoque neutral y desinteresado en general. También ha sido tachado de simplista por parte de algunos científicos. ¿Pero cómo iba si no a llegar a 15 millones de personas un planteamiento sobre la humanidad en toda su extensión?

 

Llévame al cielo (Carla Guelfenbein)

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Llévame al cielo (Carla Guelfenbein)

La novela juvenil siempre ha contado, quieras que no, con cierta condescendencia por parte de la literatura destinada a adultos. Algo así como «nos alegra que existas; algún día crecerás y pasarás a ser una obra seria». ¡Ah!, las pijadas los prejuicios…

Bien es cierto que a principios de este siglo la novela juvenil ha sufrido un boom de popularidad que ha dado pie a la divergencia entre aquellas obras que se suben al carro del mainstream (a quién no le amarga un dulce, amigos), y las novelas que mantienen un nivel de dignidad en sus historias, sean éstas destinadas al público joven o no, e independientemente al exitoso mercado que viene rodeando este tipo de literatura. Poderoso caballero es don dinero, citando a Quevedo, y todos aspiramos a ser superventas. No tiene nada de extraño.

Pues bien, por lo que me concierne «Llévame al cielo« entraría en la primera de estas categorías. La trama viene narrada por el personaje principal y en primera persona: Emilia. Un desastroso drama familiar y el correspondiente sentimiento de culpa le llevan a un centro psiquiátrico para adolescentes donde hace amistad con otros personajes, juguetes rotos todos ellos.

Emilia es la chica frágil y sola que podría ser protagonista en cualquier obra de amor juvenil, como tantas otras. Reconozcámoslo, no es tan diferente. Pero en este caso, si consigue levantar cabeza no se debe a luchas vampíricas u otras extraordinarias circunstancias de ficción. Tampoco a su férrea voluntad de mujer, que despierta en plena pubertad para enfrentarse a las maduras adversidades reales, convirtiéndole en una valiente luchadora de la vida adulta.

Emilia es una enferma. Sufre un duro shock traumático y sigue un tratamiento médico; súper importante a la vez que latente a lo largo de la narración. Por supuesto, existe un detonante en esta historia, un antes y un después, el inicio de lo denso en la trama, y esto es el hecho de establecer relaciones sociales (vital para el ser humano). Más allá de todo esto, lo que hace más especial «Llévame al cielo« es a los integrantes de estas relaciones: chavales especiales, tristes, o solos, doloridos; sus correspondientes emociones, extravagantes para el resto. Las carencias emocionales, las inseguridades.

Por lo demás se trata de una novela sencilla. Entretenida. Sin más ambiciones.

El hecho de mezclar el mundo adolescente con el de las enfermedades mentales le sale bastante interesante a Guelfenbein. «Llévame al cielo« resulta una novela emotiva sin caer en el sentimentalismo. Los sentimientos no terminan siendo empalagosos, con el riesgo que supone para una novela como la que nos ocupa. Bien es cierto que Guelfenbein mantiene una parte crítica de lectores que consideran cursis sus historias.

Aquí podéis echar un vistazo al tráiler del vídeobook. Y salís de dudas.

 

Sorry (Zoran Drvenkar)

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Sorry (Zoran Drvenkar)

El germen inicial para Sorry es la puesta en marcha por parte de 4 amigos de una empresa  dedicada a disculparse en nombre de otros ante un tercero. Puesto que esto es novela – y por tanto ficción – dicha empresa tiene un inusitado éxito, partiendo de la premisa de que los acuden a ella asumen que así se eximen de  aceptar la propia culpabilidad. Cuestión más que discutible, amigos. Porque de lo que se trata realmente es que se da por hecho que existe quien no sea capaz de pedir disculpas por sí mismo.

El perdón, la culpa, el arrepentimiento, son cuestiones pero que muy intensas por lo que tienen de íntimas, a la vez que se trata de profundos y a menudo vergonzosos sentimientos que compartimos todos los que nos consideramos en algo humanos. Ya lo expuso sabiamente Dostoyesvki.

El juego de asumir o no responsabilidades y aceptar que otro lo haga por nosotros, aún con transacción económica de por medio, va a ser la espina dorsal de todo lo que acontezca en esta historia.

Los protagonistas montan una agencia y se mudan a una increíble mansión a orillas de un lago en Berlín. Y podría ser como ésta misma, mirad qué ideal para una novela de crímenes.

Ahora bien, lo cuestionable de lo productivo que pudiera ser el tinglao no debe distraernos más de dos minutos, puesto que sólo se trata del pistoletazo de salida para la  oscura y mórbida trama real de novela negra que nos tenía reservada Drvenkar. Hasta ese momento Sorry puede hacerse densa y hasta aburrida con tanta presentación de la psique de los protagonistas. Pero el giro en la historia es inesperado y tiene bastante de macabro. No seré yo quien haga ningún spoiler. Desenredar esa madeja os va a llevar a otra serie de siniestras urdimbres sobre la psicopatía, personalidad múltiple, pederastia,  remordimientos. El maravilloso mundo de el bien y el mal, con todo aquello que  quita el sueño a los filósofos desde el albor de los tiempos. Lo explica mucho mejor el propio autor en el siguiente vídeo de Canal L.

Como colofón: para hacer una buena novela negra no hace falta tanta profundidad en los espíritus retratados; tampoco tantos saltos en el espacio/ tiempo. Basta con un buen crimen y una serie de pistas que no nos hagan perder la paciencia y nos dejen sorprendidos y sin aliento justo en la página final. En ese sentido Sorry cumple dignamente, no dejando ningún cabo suelto. Aunque a menudo resulta apelmazado a la hora de mantener la intriga y confuso en la narración de sus tramas. Fue premio Friedrich Glauser 2010 a la mejor novela negra de Alemania, Suiza y Austria.

 

Los asquerosos (Santiago Lorenzo)

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Los asquerosos (Santiago Lorenzo)

Santiago Lorenzo es uno de esos autores con trayectoria; no solo en lo que a las letras se refiere, sino en el  mundo cultural en general. Su recorrido incluye el ámbito del cine, como guionista y director, pasándose después al mundo de la escenografía y muñecos de animación. Finalmente decidió dejarlo todo y vive en una aldea, cual escritor de culto underground, dedicado a la literatura.

«Los asquerosos» no es su primera novela, pero sí ha sido con la que ha pegado el petardazo este pasado 2.018, con unas ventas inusitadas en el mundo de las pequeñas editoriales, llegando a colocarse en la lista de los más vendidos , y dejando tras de sí aquello de ser buenísimo para unos pocos.Santiago Lorenzo. Comunidad Lectora

Las aclamaciones y buenas críticas a la prosa de Santiago Lorenzo por parte de otros autores que aparecen en la faja del libro, ya se merecen que su madre las ponga en un marco en la pared de casa. En la entrada, con todo el orgullo.

En pocas palabras: se le considera un soplo de aire fresco, perfecta combinación de  profundidad y comicidad. Este alquimista equilibrio del 50% es delicada, pero no suele fallar. Me gusta el decálogo que le han hecho a «Los asquerosos» en El Periódico.

La historia es lo más importante. Partiendo de una infelicidad de origen, con bastante de crítica social, siempre con mucho humor. Por sus formas cómicas recurrentemente se le compara con autores más clásicos como Jardiel Poncela, Eduardo Mendoza o Mihura, ¿por qué? Pues porque todos ellos nos ponen delante una realidad bastante cruda, pero siempre percibida con unos anteojos (los suyos) que hacen al mundo un lugar ridículo y caricaturesco.

¿Qué puedes encontrar en «Los asquerosos»?

Manuel es un chaval esclavo de las condiciones sociales y laborales de este siglo. Hijo único, desatendido por sus padres, se busca la vida a través de un injusto y explotador trabajo que le permite malvivir en una infravivienda del centro. ¿Te suena? Su vida cambia radicalmente cuando se encuentra con un policía antidisturbios, y de manera ilógica y contra todo pronóstico, el herido es el otro. Su huida y devenires son narrados por una tercera persona. Sin diálogos.

La estepa española. El aislamiento, bien como necesidad, bien como imposición. Salvación en algunos casos, lamentable motivo de abandono del entorno en otros. La tristísima despoblación.

La tecnofilia y el urbanita «cuñado». Dependencia de las nuevas tecnologías, de la proyección de una vida ideal y falsa. El querer aparentar y saber de todo.

El vocabulario. Cientos de palabras inventadas, muy a lo Poncela. Sustantivos, epítetos,  a veces complejas comparaciones y giros lingüísticos.

Dimensión política. El sucio fluir del apestoso torrente de insatisfacción vital, explotación laboral, soledad, el abuso de poder o la injusta legislación, que se percibe a través de toda la narración.

Por lo demás, la clásica y machacona crítica a la burguesía (clase media, clase trabajadora, quiero y no puedo… lo dejo a vuestra elección) en sus más sutiles aspectos, puede acabar siendo un pelín repetitiva.

 

Una breve historia de casi todo (Bill Bryson)

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Una breve historia de casi todo (Bill Bryson)

Antes de abordar «Una breve historia de casi todo» debéis plantearos la siguiente cuestión: ¿Cuánto quiero aprender?. Después, tomad aire y abrid el libro. Vais a alucinar.

Bryson muestra desde el principio su sana intención de hacer accesible la Ciencia a todos nosotros. Loable misión, sin duda. (Estoy pensando en unos cuantos, con nombre y apellido, pero me desvío del tema…) Lo mejor es que se inicia con una serie de personajes, estudiosos de la ciencia a lo largo de la Historia, que consiguen engancharte con curiosidades y anécdotas (siendo sinceros: casi todos estaban directamente pirados). Lo mejor de estas personas es que se cuestionaron valiosísimas interrogantes acerca de nuestro mundo y dedicaron todo su esfuerzo a llegar a conocer cosas como ‘cuánto pesa la Tierra’, ‘cuál es su circunferencia’, ‘de qué estamos hechos’. Nosotros, y el Universo.

He de confesar que ya en los primeros capítulos me sentía una insignificante mierda al caer en la cuenta que yo habría vivido feliz toda mi vida sin plantearme ninguna de estas cuestiones. ¿¡Cómo de lejos estamos del sol?! ¿¡En serio alguien dedica su vida a saberlo?! Sí. Afortunadamente.

Sin embargo, gradualmente Bryson comienza a entrar en materia. Divide en distintos capítulos las diferentes áreas científicas. En general la mayoría dedicadas a la Física y Química. La parte dedicada a los átomos es… sencillamente… maravillosa. No quiero dejar de compartir aquí una pequeña parte de lo que he llegado a averiguar sobre este tema.

En primer lugar, para que estés ahora aquí, tuvieron que agruparse de algún modo, de una forma compleja y extrañamente servicial, trillones de átomos errantes. Es una disposición tan especializada y tan particular que nunca se ha intentado antes y que sólo existirá esta vez. 
[…]Por qué se tomaron esta molestia los átomos es todo un enigma. Ser tú no es una experiencia gratificante a nivel atómico. Pese a toda su devota atención, tus átomos no se preocupan en realidad por ti, de hecho ni siquiera saben que estás ahí. Ni siquiera saben que ellos están ahí. Son, después de todo, partículas ciegas, que además no están vivas. (Resulta un tanto fascinante pensar que si tú mismo te fueses deshaciendo con unas pinzas, átomo a átomo, lo que producirías sería un montón de fino polvo atómico, nada del cual habría estado nunca vivo pero todo él habría sido en otro tiempo tú).
[…]La mala noticia es que los átomos son inconstantes y su tiempo de devota dedicación es fugaz, muy fugaz. Incluso una vida humana larga sólo suma unas 650.000 horas y, cuando se avista ese modesto límite, o en algún otro punto próximo, por razones desconocidas, tus átomos te dan por terminado. Entonces se dispersan silenciosamente y se van a ser otras cosas. Y se acabó todo para ti.
De todos modos, debes alegrarte de que suceda. Hablando en términos generales, no es así en el universo, por lo que sabemos. Se trata de algo decididamente raro porque, los átomos que tan generosa y amablemente se agrupan para formar cosas vivas en la Tierra, son exactamente los mismos átomos que se niegan a hacerlo en otras partes. 

También hay sitio para la investigación espacial. Atención a estos datos sobre en Big Bang:

La perturbación causada por la explosión del Big-Bang (también llamada radiación de fondo del universo) se ve en los puntos blancos y negros cuando pones la televisión sin ningún canal sincronizado. 

También hay constancia de que aún viaja por el Universo el sonido del eco de aquella gran explosión, y ha podido ser captado por el ser humano.

Bien; pues en este plan capítulo tras capítulo. Tengo que decir que «Una breve historia…» es un libro que debe disfrutarse de a poco. Y asimilar en nuestro foro interno, cual rumiantes del conocimiento, lo que acabamos de leer. Aconsejo pausas cada cierto tiempo para que todo aquello que nos sorprende, sea debidamente digerido en nuestra mente.

Personalmente la parte dedicada a la aparición de la vida terrestre, en todas sus  expresiones, ha sido y es mi favorita. ¿Sabíais que durante miles de años la Tierra era un lugar inhabitable, lleno de gases tóxicos como el resto de planetas conocidos, hasta que se dieron milagrosamente las condiciones adecuadas para la habitabilidad de las bacterias?

Sin embargo, hay que destacar que muchas de las exposiciones de Bryson han sido corregidas por expertos en los años sucesivos a la publicación de «Una breve historia..», en 2.003, por lo que  cuenta con unas cuantas inexactitudes, y es conveniente saberlo.

Y aún así, ¡qué erudito se siente uno después de saber cosas que no hubiera siquiera imaginado! Viva la Ciencia.

La mujer en la ventana (A. J. Finn)

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La mujer en la ventana (A. J. Finn)

Finalmente pude hincarle el diente a La mujer en la ventana, bombazo literario de 2.018 y bien apetecible novela de intriga, con muchas noticias precendentes y, sin poder evitarlo, algún prejuicio. Lo siento, sólo soy un ser humano 😦 Pues bien, aquí va mi crónica y la verdad, mi consejo es que no desdeñen una buena historia que les haga desear volver a casa para darte un nuevo atracón, por más anti-mainstream y alternativos que postureemos ser.

La historia es la siguiente, y voy a evitar los spoilers aunque muera en el intento: Anna Fox es una enferma mental que vive sola en una enorme y preciosa casa. Dedica su tiempo (que es mucho) a espiar a sus vecinos y ver en bucle películas clásicas de cine negro. Entabla cierta amistad con el hijo de sus nuevos vecinos, y entonces… Con sólo esto (que a simple vista puede parecernos el inicio de una historia sometida a ciertos clichés, teniendo en cuenta que hablamos de una novela de intriga), A. J. Finn nos convierte hora a hora en la propia Anna. La narración fluye generosa y espléndidamente, en primera persona, a lo largo de tan sólo unos cuantos días. El hecho de presentarlo a modo de diario resulta todo un acierto, en este caso.

Todo lo que he podido leer acerca de La mujer en la ventana – lo poco, antes de haberla disfrutado, y lo mucho después – se acerca bastante a mi percepción del libro. Os resumo brevemente porque en todas las referencias que podáis consultar vais a encontrar más o menos lo mismo:

Terror psicológico elegante: muy inspirado en grandes autores del suspense, tal como reconoce el propio Finn. Además, cuenta mucho su experiencia como editor literario de thrillers y novelas de misterio. Se ha voceado debidamente que el propio Stephen King describe esta novela como «excepcional». Nada de sangre ni higadillos o explosiones, pura y sofisticada tensión psicológica.

Referencias constantes al cine de intriga de los años dorados de Hollywood: Hitchcock, principalmente, pero también hay otros. Por supuesto se citan actores, secuencias, tramas, escenas. Desde menciones directas a alusiones enmascaradas (cuanto más velada la referencia, más divertido se hace). Me permito remitirme a una de las pocas películas de las que cita Fox que SÍ he visto, y en quien creo que puede basarse en cierta medida la protagonista. «Sola en la oscuridad». En cualquier caso, las referencias a creaciones artísticas con sobrado reconocimiento son un éxito seguro, porque nos trasladan que quien las cita es un tío muy entendido. Así que no nos dejemos fascinar por tan poco.

 

Y ahora, lo que yo puedo aportar a lo anterior desde este humilde post:

Una protagonista humana y real: visceral, insegura, vulnerable, inteligente. Resuelta cuando se acerca el final, torpe y abúlica la mayoría del tiempo. No débil, pero debilitada. Triste. Y enferma. Y muy triste. Al parecer, el propio autor tiene una relación directa con los trastornos y perturbaciones de la pobre Anna. Ahora bien: le quita un poco de visceralidad que ande bebiendo chardonnay en copa fina de cristal (aunque vive sola, el vaso de colacao no le vale), dejando al descubierto la cursi idealización de los norteamericanos a ciertos hechos como beberse un chato de vino, aunque seas alcohólico y estés solo.

La casa. Un entorno fascinante, absolutamente reservado y lleno de historias personales. Los dominios. Me he sentido tan a gusto allí que te mueves con la naturalidad de la propietaria, respirando aquel ambiente. Finn hasta describe la luz que llega a las habitaciones, en según qué situación.

 

Mucha atención porque A.J. Finn (¡por supuesto que es un seudónimo!, ¡¿por quién le tomas?!) sólo ha escrito hasta el momento La mujer en la ventana, pero dejo aquí como quien no quiere la cosa que ha sido una de las novelas más vendidas en 2.018, y que por descontado, se está trabajando ya en su adaptación al cine.

La forma del agua (Andrea Camilleri)

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La forma del agua (Andrea Camilleri)

Andrea Camilleri es toda una figura en el mundo de los relatos policíacos de los últimos tiempos. Si en Francia tienen a Pierre Lemaitre y en España a nuestro Vázquez Montalbán o a Alicia Giménez Barlett, en Italia es Camilleri la encarnación de escritor de éxito en novela negra (y otros tantos géneros).

Como todo autor que se precie en este mundillo, Andrea Camilleri tiene una saga dedicada a un personaje: el comisario Montalbano, cuyo nombre es homenaje al citado Vázquez Montalbán. Ésta se inicia en 1.994 con «La forma del agua». Con ella dió el campanazo, sucediéndole después otros tantos títulos. Si osáis empezar, os aseguro que caerán uno tras otro cual episodios de la más adictiva serie de Netflix.

Francamente, no sé qué es lo que tienen (o tienen que tener) los protagonistas de estas sagas para que generen tanto enganche entre el público. Lo cierto es que lo hacen; todos acabamos cayendo rendidos a sus pies cual entregados teenager fans , deseando poder conocerlos algún día… Aunque – secreto inconfesable-… en parte contrariamente a lo anterior y secretamente, dejándonos ya la fuerte impresión de haberlos conocido personalmente.

¿Cuáles son algunos de los aspectos que suelen converger en este tipo de personajes?

  1. Son duros, pero tienen ese puntito de humanidad que termina haciéndolos BUE NOS, en mayúsculas, al nivel ‘cachopán’ de cualquier huerfanita de cuento. Hecho que los diferencia notablemente de parte del equipo policial con el que trabajan. Concretamente con Montalbano hay que explicar que en algunos casos, tras su resolución, decide hacer mutis por el foro. Porque él lo vale.
  2. Son suspicaces. Pero su inteligencia se basa en las cosas no evidentes, sobresaliendo de algún modo entre las pesquisas del resto, yendo más allá de lo obvio (porque además, en una novela es aburrido). Por supuesto, acaban llevándose el gato al agua porqueee… todo todito se acaba sabiendo.
  3. En general su personalidad es arrolladora, pero a la vez no destacan especialmente entre sus compañeros. No son estrellas en comisaría, no son la mano derecha de ningún secretario de Estado o gobernador, no tienen grandes contactos ni se codean con la élite policial. Hacen su trabajo y éste es 100% vocacional.

Montalbano, en la adaptación en TV de las novelas de Camilleri. Yo lo imaginé con pelo 😦

En particular en el caso de Montalbano, cabe destacar que sus inclinaciones políticas se dejan ver con cierta frecuencia cuando tiene oportunidad de opinar acerca de las relaciones ricos/pobres, poderosos/indefensos, corruptos/explotados. No en vano Camilleri es un comunista confeso.

«La forma del agua» es sólo el primero. No debéis perder la oportunidad de pasar un rato agradable en la piel de un comisario todo genio y figura, y de paso dar una vuelta por el día a día siciliano: gastronomía, expresiones y retrato social. Por supuesto, la saga Montalbano cuenta con su correspondiente versión televisiva, supervisada por el propio autor. Ah, Sicilia!, quanto fascino!

Hambre (Knut Hamsun)

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Hambre (Knut Hamsun)

Cómo definir «Hambre»… Su protagonista no tiene nombre, edad, orígenes ni familia. Sólo conocemos su profesión: periodista. Pero no tiene trabajo fijo, lo que le ocasiona una angustia vital terrible, cruda, delirante.

La obra está escrita en primera persona; es desgarrador estar en la mente del protagonista y conocer al detalle todos sus delirios. Porque tiene hambre, frío, está enfermo. Y totalmente solo. Únicamente él sabe por lo que está pasando.

Algunos han relacionado la narración de esta angustia vital con el existencialismo, esa corriente filosófica que afirma que existe un miedo irracional e incontrolable en el mero hecho de enfrentarse a la vida. Sin embargo en un caso como en «Hambre» no se trata tanto de sentir la ansiedad que pueda provocar la conciencia de estar vivo – aunque está ahí y el paralelismo es obvio – , como de no tener cubiertas las necesidades más básicas. Vive en el Oslo (o Kristianía) de finales del S.XIX. ¿¡Podríais siquiera imaginar el frío que podría estar pasando ese pobre hombre!? En «Hambre» casi lo llegas a sentir.

En esta línea del comportamiento humano frente a las adversidades y el planteamiento vital del individuo, Knut Hamsun ha sido comparado con autores como Kafka o Dostoievski. Con esto quiero deciros que «Hambre» es una obra que debe afrontarse con los ojos cerrados y la consciencia bien lúcida.

El protagonista tiene hambre. Tanta hambre que sufre desvaríos y alucinaciones. Su situación le lleva a desajustes psicológicos. En los momentos de más lucidez, la exposición de su propia situación es tan descarnada y tan alejada de sentimentalismo que se te caen las lágrimas leyendo cosas como ésta:

“Iba decayendo a medida que avanzaba; me sentía pesado y caminaba arrastrando los pies. La nieve continuaba cayendo en grandes copos húmedos. Fui hasta la Iglesia; me senté a descansar. Todos me miraban con asombro. Me abismé en mis pensamientos.  ¡En qué triste estado me hallaba!»
'Hambre', Kanut Hamsun. Comunidad Lectora

‘Hambre’ tiene una versión cinematográfica de 1.966

«Tan profundamente hastiado y fatigado me sentía de toda mi vida miserable que, a mi juicio, no valía la pena luchar más para conservarla. La adversidades había tomado la delantera y había sido muy ruda; yo estaba extraordinariamente destrozado, no era más que la sombra de lo que había sido”

… sin embargo los momentos en los que su ánimo se viene arriba… ¡Ah!, despiertan tanta ternura…

No quiero dejar de mencionar el hecho de que que Hamsun fue un acalorado defensor del nazismo y la Alemania nazi en general. Recibió el Nobel de Literatura en 1.920 y envió su medalla del premio como regalo a Joseph Goebbels.

 

La suma de los días (Isabel Allende)

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La suma de los días (Isabel Allende)

Tengo una opinión contradictoria acerca de Isabel Allende: con cada uno de sus libros he sentido que tiene una forma de escribir… ¿cómo decirlo? Almibarada. No sé si eso es malo, sencillamente es la forma en que sus historias calan en mí. Las historias son las que son; lo mejor de la literatura es cómo cada autor es capaz de trasladarnos su forma de transmitirlas, así como cada lector las asimila de manera particular.

Quisiera explicarlo mejor y sé que me voy a meter en un fregao, pero digamos que considero a Isabel Allende una autora muy para almas altamente sensibleras sensibles; con sus ventajas e inconvenientes.

No sé explicar por qué, y no es únicamente por la evidente (y desgastada) cuestión de que sus protagonistas son mujeres enérgicas y tenaces a las que en teoría no les correspondía vivir aquello que estaban viviendo por decisión propia. Este rasgo en realidad es verdaderamente un punto a su favor. Quizá me molesta un poco más es que siempre acaba rozando de una forma u otra la ñoñez. Nadie es perfecto, Isabel 😦

Ahora bien, dicho esto he de decir que jamás me aburrí con ninguna de sus obras, más bien las he leído con avidez, entendiendo cada aspecto planteado con la mayor de las naturalidades, así como si alguien querido quisiera contarme desde la intimidad un relato. Todo se debe a la fluidez maravillosa con la que Allende surfea sobre sus memorias.

Con La suma de los días Allende llega a eso y más. Completa una especie de trilogía sobre su vida y su propia familia, es decir, está basada en sus vivencias y las de sus familiares. Comenzó muy exitosamente con La casa de los espíritus, su primera novela, continuando con la dura historia de Paula, finalizando con esta obra. Están escritas de forma correlativa, si bien pasaron muchos años entre las publicaciones de todas ellas.

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A veces pienso que cuando algún novelista utiliza indiscriminadamente su propia biografía para escribir es señal de falta de imaginación para otros temas (pido perdón a mi querido Bryce Echenique, pero es un recurso fácil). No obstante, con La suma de los días he disfrutado tanto y me ha parecido tan bien narrada, habiendo cuenta que son tantas las personas cuyas vidas aparecen retratadas, curzándose entre ellas, que merece mucho la pena darle la oportunidad.

El lobo estepario (Hermann Hesse)

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El lobo estepario (Hermann Hesse)

El lobo estepario es una de las novelas de mayor renombre de la Literatura del S.XX. Inicialmente se presenta como una novela, aunque según avanza en la profundidad del personaje protagonista acabas percatándote de que te falta el oxígeno, y entre bocanada y bocanada de aire resultó que estás atrapado en el puro existencialismo, y te encuentras leyendo un tratado de Filosofía.

Me explico: en mi caso, El lobo estepario ha sido ese regalo que se te presenta seductoramente envuelto y para el que guardas grandes expectativas. Se inicia con una introducción sobre el protagonista, Harry Haller, que le hace un supuesto conocido y  después de la cual me dejó con muchas, muchas ganas de echarme a Haller en cara. A ver qué narices era eso de ser un lobo estepario.

Me dispongo a abrir mi regalo.

Cuando el propio Harry toma la palabra y  narra sus vivencias en primera persona, hablando de lo que supuestamente es una personalidad compleja y atormentada, me encuentro con cargantes y reiteradas exposiciones de un cincuentón descontento y depresivo. Sin mayor calado. Lamentaciones de alguien sin aspiraciones sobre su propia vida que pretende hacernos ver  una profundidad de carácter en el mero hecho de ser sencillamente algo asocial. Chin púm 😦

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Finalmente resulta únicamente que Haller es un intelectual instisfecho y desencantado de la vida,  quien no reconoce un lugar propio en este mundo y por lo cual reniega – insistente y machaconamente – de la burguesía. Como veis, ese encanto inicial que se le sospechaba al protagonista acaba siendo simple y llanamente la historia de un hombre triste y decepcionado, con un carácter poco o nada  interesante, pero que se autodenomina a sí mismo «lobo estepario».

Esto es: un globo pinchado.

Ahora bien… ¡lo bueno empieza al final de la obra! Ahí es cuando Hesse se desmarca de esa reiterada insistencia en contarnos cómo es Harry para directamente ponerlo en acción. Conoce a una mujer que lo hace cambiar de aires, Haller empieza a sentir las contradicciones entre lo que siempre ha sido y lo que está empezando a ser, y de repente lo invitan a un fantástico y misterioso teatro… Sin duda, la mejor parte de El lobo estepario, donde lo onírico hace que olvides al plasta de las 70 páginas anteriores, cierres los ojos, escuches un saxo y sientas esas ganas de bailar un fox trot

No para cualquiera, sólo para locos…