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La Cartuja de Parma (Stendhal)

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La Cartuja de Parma (Stendhal)

¿Dónde está la auténtica cartuja de la ciudad de Parma a la que alude la novela cumbre de Stendhal? ¿Existe realmente? Alucinad con el dato, amigos lectores: ni la trama se desarrolla en una cartuja, ni se menciona este edificio sino en la última página del libro. Se ha cuestionado siempre el motivo de este título para la obra. Cosas de genios.

Pero pongámonos serios y eruditos, pardiez; La Cartuja de Parma ha sido siempre considerada por todos (los que son más listos que yo) como una gran obra maestra de la Literatura, y concretamente del realismo literario del XIX, que surgió como contraposición al romanticismo y a su idealización de los sentimientos. Ya hablamos de ambas corrientes en el post de Papá Goriot. No es gratuito que mi adorado Balzac la nombrase novela más importante de su tiempo. Y este dato, junto con la ardorosa recomendación que Bryce Echenique, entre otros, hacen de ella me animó a empezar la aventura.

Pues bien, no me ha parecido para tanto. Efectivamente, y tal como había oído decir, la historia acerca de Fabrizio, el protagonista, no es tan seductora como resulta ser el tratamiento de la psicología que Stendhal hace de los personajes. Parece ser que ahí está el quid de la cuestión, y lo que a mí me hace pensar que yo me he perdido algo en esta fiesta de culturetas.

Para empezar, Fabrizio del Dongo es un «señorito bien» de una noble y antigua familia italiana que no sabe qué hacer con su vida desde que descubre que su hermano (no son precisamente amigos) será el heredero del título y él solamente un segundón sin horizontes. Después de todas las andanzas a las que le lleva su indefinición e inmadurez, – entre las que destaca presentarse a luchar en Waterloo en favor de Napoleón sin llegar a saber si realmente ha participado en la batalla-, acaba preso en Parma. Allí su tía, la duquesa de Sanseverina, es una mujer influyente que mueve Roma con Santiago con tal de favorecer el destino de su preferido (y secretamente amado) sobrino Fabrizio, mediante lo cual intrigará sin descanso junto con su amante, el primer ministro conde Mosca, entre lo mejorcito de la corte parmesana.

Ball-at-Court

Toma ya fiestón, en cualquier corte europea, S.XIX. No tiene pinta de que sirvan garrafón.

Dicho esto, cabe destacar que he quedado maravillada con el sesudo y detalladísimo tratamiento de la actividad y mecánica de una corte de la época. También sobre la conciencia de nobleza, de clase aristocrática y superior, de la oligarquía y los  privilegios por mero nacimiento. Ya había leído antes a autores contemporáneos a Stendhal y también otras obras relativas a estos escenarios, pero pocas veces he visto tan claro el funcionamiento y las intrigantes relaciones entre sus participantes. De reality televisivo, lo juro.

 

 

 

La guitarra azul (John Banville)

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La guitarra azul (John Banville)

No puedo decir, pese a las ganas que le tenía a John Banville -Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2014-, que me haya noqueado «La guitarra azul». Creo que me falta algo más de callo Banville para poder sumergirme en el universo que rodea a la obra de este hombre, algo denso, erudito y filosófico, sospecho. Me estoy refiriendo al universo, no al autor, malpensados.

Aunque en realidad, toda obra refleja en gran parte quién es su creador; y según parece, en «La guitarra azul» Banville asoma notoriamente el hocico. Quiero decir que el protagonista tiene mucho del autor, que podría tratarse de una obra en parte autobiográfica. Eso significa que la señora Banville no debe estar saltando de alegría, porque se trata de una reflexión, novelada, sobre las relaciones dentro y fuera del matrimonio. Simultáneamente. Lo que viene siendo unos cuernos de toda la vida.

John Banville. Comunidad Lectora

«Hola, soy John Banville y podéis echarme los premios aquí» 😉

Oliver Orme, (magnífico como nombre de un protagonista, bien merece un tatuaje en la nalga) es un pintor bajo de inspiración; bastante desencantado de la vida en general y de la suya en particular, con una visión del mundo muy insólita. Para remate, en plena crisis de los 50 se encapricha de la mujer de un amigo. Por supuesto, él afirma haberse enamorado, pero yo no consigo creérmelo (como si enamorarse y desenamorarse fuera tan fácil, ¡JA!). El irlandés Banville ha llegado a describir a Orme como «el peor de los monstruos que ha creado». Puede que sí haya cierto tufillo autobiográfico, ¿no?

Para describir la vida vista desde los ojos de Oli Orme, John Banville crea un personaje complicado, extravagante, lleno de matices, al que consigue construir a base de un lenguaje extraordinario que será un verdadero disfrute para aquellos que améis la Literatura. Realmente es la mayor baza de «La guitarra azul», y explica estupendamente por qué este autor está tan considerado. Con «El libro de las pruebas» fue  finalista del Premio Booker, y con «El mar» consiguió este premio en  2.005.

No obstante, bien es cierto que a menudo resulta un protagonista difícil de alcanzar. Digo esto porque mi impresión con Orme es que he sido testigo de su intimidad, sus valores, su pensamiento y sus reflexiones. Pero no he conseguido esa sensación al final del libro como de haberlo conocido. Conocido profundamente. Vamos, que el señor es fantástico, pero a mí no me ha llevado al orgasmo (¡¡¿pero qué he dicho?!!!!).

Por lo demás, la historia de «La guitarra azul» es y significa aquello que Oliver Orme interpreta en cada momento y situación, lo que se hace un poco más complicado si no le hemos pillado el punto al personaje. Él es, como su autor, un creador, quien intenta reflejar una realidad pero no sabe bien cuál es la esencia, así que se dedica a ir dando bandazos mientras torea las situaciones como buenamente puede, habiendo cuenta que la mayor parte de ellas están provocadas por su falta de emotividad, su egoísmo y su cobarde modo de enfrentarlas.

 

Dictadoras (Rosa Montero)

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Dictadoras (Rosa Montero)

Cabe aclarar, en primer lugar, que a pesar de aparecer en portada como única autora, «Dictadoras» es en realidad la adaptación de los guiones de la serie de documentales homónima de la productora argentina TN, en la que ella ha colaborado. Pero ya se sabe: los motivos comerciales obligan a destacar a Rosa Montero por encima del resto de participantes, a pesar de que a ella, aparentemente, no le hizo mucha gracia la tergiversación.

 

Twiter Rosa Montero. Comuniadd Lectora

Stalin y su hija Svetlana Alliluyeva. Comunidad Lectora

Stalin, con la que fue su única debilidad, su hija Svetlana.

Hecha esta aclaración inicial, hay que decir que «Dictadoras« es un libro estupendo, lúdico y accesible a la vez: no supera las 200 páginas pero está lleno de Historia y curiosidades. Evita las banalidades, desechando el cotilleo morboso, si bien en ocasiones elude profundizar más en el personaje principal, esto es, el dictador (léase lo de «principal» como aquel que pasó a la Historia). A veces se echa a faltar un poco más de foco analítico sobre la figura más destacada, (que es a quien algunos lectores vamos realmente buscando con esta lectura), aunque dándole una segunda vuelta es de agradecer que se aborde la obra desde un punto de vista desde el cual la letras grandes que rodean a estos dictadores no le quite brillo a lo que se quiere contar, y a quien está dedicada la obra: ellas.

Hitler en un momento tierno con su sobrina, Geli.

Hitler en un momento tierno con su sobrina, Geli.

Para quien no lo sepa, – y a pesar de que a lo largo del XX ha sido costoso ir dando luz al papel de las mujeres en los avatares del siglo -, es innegable que en todos los ámbitos, también en el entorno de los individuos más poderosos del mundo, se dan personas influyentes a diferentes niveles. Estos individuos poderosos han sido casi siempre, como decía, del sexo masculino. Las mujeres que pudieron ejercer sobre ellos algún tipo de influencia han quedado a un lado, desvinculadas de todo lo acontecido. A menudo nos hemos quedado sin saber hasta qué punto había alguien más que movía los hilos, y si lo había, quién era. Y cómo era. Aunque es interesante conocer también las historias de aquellas pobres desdichadas que, no sólo no movieron hilo alguno, sino que fueron atropelladas por los sucesos de la época, víctimas del monstruo al que acompañaron (para mal) en algún momento de sus vidas.

Benito Mussolini, con su familia, al más puro estilo del macho italiano que tanto le gustaba.

Benito Mussolini con su familia, al más puro estilo del macho italiano que tanto le gustaba.

 

After (Anna Todd)

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After (Anna Todd)

A estas alturas, qué se puede decir del fenómeno literario juvenil de «After«. Lo de la publicación de este libro y cómo ha llegado a ser un auténtico bombazo es verdaderamente una historia que merece la pena contar por enésima vez. Muchos ya sabréis que fue publicándose por entregas en la plataforma Wattpad, en la que los usuarios publican todo tipo de relatos. Pero mira tú por dónde, con «After« empezó el asunto del enganche en los lectores, así que finalmente Anna Todd recibió una oferta multimillonaria, de ésas que te cuentan en las películas cuando quieren hacerte saber que perseguir tus sueños tiene recompensa. Y la jugada ha salido redonda, porque se ha convertido en un fenómeno juvenil, al más puro estilo que yo defino como fan-fatal. De hecho, ya existe proyecto en firme para una película, y eso que Todd publicó en Wattpad el primer capítulo en 2.013. Creo que uno de los aciertos a la hora de vender el producto y hacer de él algo nuevo ha sido que el libro lleva asociada una app de móvil para seguir la historia.

Anna Todd en Madrid, rodeada de su armada de fans-fatales (ojo: sólo chicas o_O)

Anna Todd en Madrid, rodeada de su armada de fans-fatales (ojo: sólo chicas o_O)

La trama no es nada del otro mundo, al fin y al cabo: chica buena y estudiosa comienza estudios universitarios y ve el cielo abierto cuando, a través de su compañera de habitación (por supuesto, todo lo opuesto a Tessa, la protagonista), conoce al chico más molón y problemático del campus. Ni que decir tiene que a partir de entonces vive la vida como si no hubiera un mañana: alcohol, fiestas, cambio de imagen, y mucho sexo. No olvidemos el sexo, que tiene una importancia fundamental para todos nosotros, pero tratándose de una ingenua virgen de provincias, no te quiero contar las que se monta con Hardin Scott, el romeo de esta historia. Hay quien acusa a Todd de abusar de las escenas de sexo a sabiendas del morbo que despiertan, literariamente, después de fenómenos como «50 Sombras de Grey» y similares calenturrias de alcoba… Pues sí, no os voy a engañar, hay sexo con detalle, pero nada que no se haya visto antes.

Tópico donde los haya del chico malo y atractivo que hace realidad los sueños femeninos hasta los 25, que pisas un poco tierra.

Tópico donde los haya: chico malo y atractivo que hace realidad los sueños femeninos hasta los 25, que pisas un poco tierra. Hardin Styles, de One Direction.

Para acompañar esta trama está el hecho de que Tessa y Hardin pertenecen a mundos distintos y lo mismo se aborrecen infinito, que se amanceban cual conejos . Lo que viene siendo una relación tóxica de amor-odio de las de toda la vida. Estas relaciones, aunque sea en la literatura, han dado mucho de sí, pero tienen ese ritmo cíclico que las hace un poco previsibles: después del odio viene el amor, y viceversa. Esto hace que las intrigas acaben resultando un tanto repetitivas. Lo que no se puede negar es cómo de adictivas son estas historias, no importa si las viven otros, o incluso si esos otros no son reales. El ni contigo ni sin ti de toda la vida engancha, engancha mucho (no hagas como que no lo sabes). Y eso es lo que pasa con «After«. Por lo demás, yo no diría que la cosa dé como para cuatro volúmenes.

 

Otro de los datos curiosos que los más afines a la saga «After« conocen, es que el personaje principal masculino está basado en Harry Styles, el componente guapito/malote de One Direction, grupo del que la autora es fan (fatal). Para quien no siga al grupo, es aquél con un pelazo como el león de la Metro Goldwyn Mayer.

Dicho esto, he estado echando un vistazo por la red y, como os podéis imaginar, hay miles de entradas relacionadas con After, tanto con el libro propiamente dicho – se ha publicado por entregas, por lo que hay cantidad de reseñas a cada una de ellas… desde luego, estos editores, qué espabiladillos son – , como relativas a la futura peli (imaginad la que hay liada elucubrando sobre el posible Harry. No se había visto nada igual desde «50 Sombras..«). El caso es que no he visto ningún actor que dé tanto el papel de Scott como el susodicho Styles. Qué cosa esto de la inspiración (!).

Os dejo el videobook para que opinéis vosotros mismos.

Madame Bovary (Gustave Flaubert)

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Madame Bovary (Gustave Flaubert)

Tenemos ante nosotros otra de esas historias para las que el mojigato S.XIX no estaba preparado, ante ustedes, todo un clásico: Madame Bovary. La publicación de Madame Bovary provocó un gran escándalo y Flaubert fue llevado a juicio por inmoral (¡!). Para tranquilidad de todos, informaros que fue absuelto y el proceso generó un grandísimo éxito editorial a la novela.

¡Corre Madame Bovary, que nos pilla la misa de 12:00!

Madame Bovary cómic. Comunidad Lectora

Madame Bovary ha sido adaptada varias veces al cine, al teatro y hasta al cómic.

Emma Bovary es esa mujer y esposa perfecta: mujer florero definición de los cánones de rigor de este siglo para con las mujeres en general; y las mujeres casadas en particular. Pero con una singularidad: Emma se aburre. Las expectativas sobre el amor que se crea durante el noviazgo no se corresponden con la cotidianeidad de la vida marital (OMG!! El caso es que este dato me suena… ¿será que el ñoño romanticismo del XIX sigue aún entre nosotros? ¿Entonces el amor no es tan bonito como se ve en el cine? Esto es rabiosa actualidad, amigos).

El concepto del amor y la mujer en el S. XIX estaba en parte moldeado por el romanticismo. Esta corriente intelectual y cultural idealizaba el amor y las relaciones amorosas, y el sentimiento y sensibilidad de las mujeres se acoplaba cómodamente al lugar que socialmente se le adjudica (bella, dulce, instruida y culta sin llegar al exceso, sin ideas políticas, discreta, modosa, obediente, sumisa y madre amantísima), así como también adapta esta forma de vivir el noviazgo, primera y principalmente, y el matrimonio, posteriormente, y con mayor o menor suerte. En la novela, en la parte opuesta a Emma, su anodino marido y el resto de personajes representan el cinismo y los valores que regían la vida social del momento frente la insatisfacción (y terquedad) de la protagonista por alcanzar una felicidad utópica e irreal.

En este encuadre social en que fue publicada Madame Bovary – primeramente por entregas y después como obra completa – el adulterio era un concepto ambigüo en su consideración: bien visto y habitual si se es hombre, absolutamente condenable si se es mujer. A esta valoración hay que añadir que en realidad Madame Bovary rompió con las pautas de la literatura romántica, considerándose uno de los exponentes del realismo, la corriente que surge como contrapunto a la aparatosidad del romanticismo, poniendo sobre la mesa cuestiones más mundanas y con una visión más fiel a la realidad.

Las manitas quietas, que nos miran.

Sin este contexto no puede entenderse una obra como Madame Bovary,  en la que el propio Flaubert a veces parece condenar a Emma por su idea infantil del amor, pero otras veces la compadece en su infelicidad. El propio autor detestaba los dogmas sociales de la época y llegó a afirmar «Madame Bovary c’est  moi».

Y me repito en lo que antes afirmaba sotto voce: los ideales románticos y los prototipos de hombre/ mujer son dañinos, pero siguen vigentes. Madame Bovary es un clásico, pero porque su esencia se mantiene en nuestra cultura occidental sin acusar poco más que unas pocas arrugas en el corsé.

Carta de una desconocida (Stefan Zweig)

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Carta de una desconocida (Stefan Zweig)

No sé por qué Carta de una desconocida ha fascinado siempre tanto a todo aquel que ha tenido la posibilidad de leerlo. Ha llegado a ser adaptada al cine, la televisión y hasta la ópera. Ciertamente, se trata de una obra que te deja esa sensación entre el estupor y la amargura; Zweig era un escritor que tenía una sensibilidad especial para describir los sentimientos más que las situaciones.

Joan Fontaine, arrebatadita de amor por Louis Jourdan, l pianista guaperas de la primera versión en cine de "Carta de una desconocida"

Joan Fontaine, arrebatadita de amor por Louis Jourdan, el pianista guapito de cara en la primera versión en cine de «Carta de una desconocida»

En esta obra nos cuenta la historia de una mujer que brinda por carta una sincera y tristísima declaración de amor incondicional a un hombre que no sabe que ella existe. Completamente anónima, invisible, insignificante y anodina para aquél a quien dedica su tierna Carta de una desconocida. Ella es la amargura de amar en silencio. ¿Pero por qué en silencio? No hay una explicación para ese anonimato tan voluntariamente resignado. ¿Existe alguien que pueda amar sin ser correspondido, sacrificando tanto? No lo sé. No sé si es posible. El caso es que nuestra protagonista dedica su vida entera a este amor tan afligidamente romántico y nada razonable, visto desde los ojos de un cuidadano S. XXI.

El caso es que, como habréis podido imaginar, la historia es lo que es. De hecho, Carta de una desconocida se trata de una obra breve de Zweig. No obstante, a pesar de lo irracional que pueda parecer lo que se nos cuenta en este monólogo, Zweig es un autor que trata muy delicadamente esto de las emociones. Me hubiera gustado realmente haber podido coincidir en el tiempo con Stefan Zweig; y no me refiero a haber retrocedido en el tiempo, sino que él hubiera vivido hasta nuestros días. Porque como persona le supongo alguien terriblemente sensible y afectivo. No es Carta de una desconocida la obra de este autor que más admiro. Sin embargo, la considero suficientemente representativa de lo que quiero exponer sobre este escritor: y es que sus descripciones sobre los sentimientos, especialmente sobre los sentimientos de las mujeres, le hacen interesante, como literato y como ser humano. En este sentido, recomiendo sus biografías de  María Estuardo o María Antonieta.

Stefan Zweig. Comunidad LectoraComo muchos de vosotros sabréis, Zweig se suicidó en 1942 en Río de Janerio junto a su segunda mujer, después de haber huído de su Austria natal a raíz de la ocupación nazi. No pudo soportar el auge del nazismo y, convencido de la extensión mundial de esta doctrina y asqueado del extremo al que podía llegar el comportamiento humano, decidió voluntariamente dejar de existir. No he querido subir la fotografía que existe del deceso. Mejor le recordamos vivo y haciendo gala de esa emotividad tan descriptiva que le caracteriza.

La tregua (Mario Benedetti)

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La tregua (Mario Benedetti)

La Tregua es una pedazo de historia de amor. Pero que nadie espere acarameladas y vibrantes escenas a lo Federico Moccia porque esta historia no pertenece a ese romanticismo más tópico y popular, puede que con un toque comercial (cuidado: no se lea aquí comercial como término despectivo, sino representativo), ni es de esas relaciones estandarizadas que todos esperamos cuando se intuye que exista un atisbo de posibilidad de «chicha» entre dos personas. No busquéis 000_550501_469290523102685_1002165794_nflechazos. Tampoco los protagonistas son los típicos porque, como decía, esta historia no trata – ni lo requiere – de adolescentes con grandes dosis de  intensidad amorosa corriendo a raudales entre sístoles y diástoles, con morreos bajo la lluvia y tal. Pero sí creo que estos dos implicados de La Tregua comparten con los púberes protagonistas de estas otras historias de amor una cosa: la intención del «quiero vivir a mi manera». Ahí lo dejo.3ae525b064963a30e2370e90eb79a292

Precisamente por lo que acabo de contar, no se puede esperar de esta obra un ritmo trepidante. No hay carreras esquivando gente por llegar a la chica, que se ha ido cabreadísima y llorando a moco tendido después de dar un portazo en la cafetería, todo ello envuelto en ese glamuroso estilo «made in Hollywood» que todos tenemos en mente. Lo que quiero decir es que La Tregua tiene un tempo lento, que nadie lo deje a la mitad por eso, porque es ni más ni menos que el que requiere la historia. Aún así, es imposible que deje indiferente la cantidad de sentimiento (no sentimentalismo) que desprende Martín, el Romeo de nuestra novela. Él es quien narra los sucesos, y también quien los protagoniza. Es a través de su corazoncito pesimista, de cincuentón con familia, quien reconoce abiertamente no saber si llegó a amar alguna vez a su difunta esposa, y que no espera nada ya de la vida, emocionalmente hablando, desde el cual llegaremos a sentir en qué consiste esta tierna historia de amor a destiempo. La Tregua es un título que tiene una misión: la de resumir el concepto de esta historia y lo que ella supone a nuestro tristón Martín.

mario-benedetti. Comunidad Lectora

Benedetti, en una de sus últimas entrevistas. No se le ven, pero tiene mucha pinta de ir en zapatillas de andar por casa.

Beneditti era un grandísimo romántico. Un poeta de consolidada trayectoria (¿existe consolidadísima?. Voy a mirar…). Las frases lapidarias de este autor uruguayo sobre el amor, los sentimientos, y la vida en general, son usadas a diario para dedicatorias personales desde que Google sirve para buscar versos de otros con los que impresionar. Toda una inspiración para Acción poética. No en vano se dedicó, además de a la poesía y la novela, al ensayo. Un señor con aspecto de «abuelo abracitos» que vivió su propia historia de amor durante 40 años. A menudo me pregunto qué sabrán del desamor los individuos que sólo han amado (y siguen amando) a una única persona en su vida. ¿Qué pueden saber de la oportunidad de fallar, para acabar eligiendo entre varios/as al definitivo/a? Nunca sabremos cómo entienden el desamor, pero, lo que tengo claro después de leer La Tregua, es que se puede representar en palabras el sentimiento ajeno, y hacerlo tan vívido, que otras personas lo puedan llegar a sentir también. Tiene mérito cuando no se tira de vivencias propias, ¿no creéis?

Benedetti. Comunidad Lectora

Tulipanes de Marte (Javier Yanes)

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Tulipanes de Marte (Javier Yanes)

El regusto final al terminar «Tulipanes de Marte» puede que sea quizá un poco de… cierta sorpresa. Me explico: esa mezcla de géneros literarios, mezcla que vamos adviertiendo según vamos avanzando en esta historia, comenzando por la novela juvenil y acabando con la ciencia ficción, le deja a uno cuanto menos un poco desconcertado. Ojo, no es que eso sea malo. Pero desorienta.

De primeras tenemos la sensación de estar leyendo una novela juvenil de las que nos mandaban leer los profesores de literatura en el instituto; en esta parte se describe la infancia en Kenia del protagonista, Ismael, un chaval de padres españoles que vive despreocupadamente en una casa que comparte con la familia de Samuel, su «medio hermano». A ambos se les une una compañera de colegio, Nadine, y juntos vivirán las tópicas aventuras juveniles que tanto acaban por marcarnos a todos los mortales. Digamos que esta parte de «Tulipanes…» es donde he encontrado ciertos los momentos más… ¿ñoños?

Después de aquella etapa, y como siempre suele suceder, la vida de cada personaje acaba siguiendo distintas trayectorias, lo que hace que vayan madurando en función de sus respectivas vivencias para acabar por separarse, aunque sólo de forma temporal. Como podéis deducir, hasta aquí aparentemente «Tulipanes de Marte» nos ofrece una trama más o  menos despreocupada y relativamente atractiva. Aquí es donde conoceremos las experiencias más emocionalmente intensas en la vida de Ismael, y por lo que acabará siendo la persona que es en la tercera y última parte de esta historia. Parece que la trama se va complicando y aquí tenemos ya sensación de estar leyendo otro tipo de novela, más adulta.

Con motivo de un trágico suceso, la vida del protagonista de un giro de 180 grados, haciéndolo también la historia de Yanes. Parece que ha sido con «Tulipanes de Marte» que el autor ha decidido aprovechar sus recursos como escritor de artículos científicos, así que nos puede dejar algo sorprendidos semejante cambio de tercio. Pero esto no es nada con lo que seguirá en la siguiente parte de la historia de Ismael… Y hasta aquí puedo leer 😉

Javier Yanes. Comunidad LectoraDe primeras, este refrito de géneros no acabó de convencerme. Quizá es por ello que «Tulipanes de Marte» me ha gustado a ratos. Sin embargo, los ratos en los que he disfrutado, he disfrutado mucho. Creo que Javier Yanes escribe bien, sin profusas grandilocuencias petardas, pero tampoco nada en verdad destacable que salga de lo estrictamente «correcto», literariamente hablando. Las partes en las que el protagonista se dirige al lector, narrando sus vivencias «actuales» en primera persona, manteniéndote intrigado con esa situación que describe a medias, para finalmente llegar a sorprendernos cuando ya creemos que tenemos una teoría sobre lo ocurrido es asombrosamente fantástico. Sus experiencias como viajero y su vida en Kenia le permiten recrearse en la descripción de paisajes y ambientes. Él lo describe muy bien en su página web. También he encontrado que en algunos pasajes peca un poco de pomposo y hasta cursi. Y cito, por ejemplo, una de sus descripciones de Sevilla: » […] con una zambullida desde la misma cresta donde rompían, sobre el albero remansado de los jardines de Murillo, las olas de cal y de cemento de la judería […]». ¿Pelín empalagoso, quizá?

En cualquier caso, para quien quiera acercarse a algo entretenido que le permita evocar paisajes exóticos, infancias lejanas, relaciones perdidas, personas nunca del todo olvidadas y combinarlo con la vida extraterrrestre, que no se pierda «Tulipanes de Marte».

 

 

 

La masai blanca (Corinne Hoffman)

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La masai blanca (Corinne Hoffman)

Vale, reconozco que este tipo de literatura no es de las que más pasiones despierta entre la intelectualidad más rancia, precisamente por la popularidad que despierta entre los lectores, digamos, menos exigentes. Es carne de película dominguera después de comer, lo reconozco, pero asumido desde un principio su carácter telenovelero, vayamos un poco más allá de los prejuicios. De hecho, yo lo hice y el resultado es realmente sorprendente.

He dicho lo de la película y no sin motivo. Muchos incluso puede que la hayáis llegado a ver. Para los que no lo han hecho os animo fervientemente a echarle un vistazo primero a «La masai blanca» original, porque es de una lectura sencilla y absolutamente absorbente (desde luego, cómo nos gusta un libro fácil). A muchos puede que os haya seducido la historia desde el inicio. Ha sido mi caso. Pero «La masai blanca» ofrece mucho más.

Corinne y Lketinga con cara de arrebolados entre cebras y jirafas.

Corinne y Lketinga con cara de arrebolados entre cebras y jirafas.

Ciertamente no es una obra con grandes pretensiones literarias. De hecho está escrito en primera persona, sin artificios, ni metáforas, giros estilísticos ni saltos temporales: es un relato biográfico y no una novela. Y ya digo que sin muchas profundidades. Lo que se cuenta puede ser más o menos creíble, pero la autora es la propia protagonista y lo que cuenta es básicamente lo que sucedió. Y lo que sucedió es que, inexplicablemente, durante un viaje turístico por Kenia con su pareja (ojo al dato) se le cruzó un guerrero masai por el que ipso facto comenzó a beber los vientos sin explicación alguna, y no paró hasta encontrarlo. Y para eso tuvo que remover Roma con Santiago desde el minuto uno. Porque nada es fácil en el amor, queridos amigos, pero si a eso le añades que se lo encontró en un autobús, y para volver a encontrarlo tuvo que esperar varios días, con el mosqueo justificado del maromo por añadidura, que tuvo que sacarlo de la cárcel, para después volver a perderle la pista, en un país en el que no conoces a nadie y ni tan siquiera hablas el inglés… Me canso sólo de escribirlo. Que para mí, comparados con esta mujer, Romeo y Julieta eran unos aficionados al amor de riesgo.

Lketinga posa feliz ante la puerta del bungalow de su madre (pié de foto al más puro estilo «Diez Minutos«)

Como digo, no encontraréis en Corinne Hoffman una autora de Premio Nobel, ni falta que hace. Porque os aseguro que al finalizar acabaréis tan encoñados con Lketinga como si hubiérais compartido con él choza y leche de cabra. Aparte del previsible choque cultural (que toca desde el valor del dinero hasta las costumbres sexuales), la historia por sí sola ya es impactante, y eso que no quiero dar muchos detalles de cuál era la acomodada situación de Corinne antes de viajar a Kenia, ni de lo que tuvo que luchar para poder mantenerse al lado de su querido guerrero. Por citar una sola cosa, vivió durante más de un año con su suegra, que así leído puede parecer poca cosa, pero nada menos que en un sencillo unifamiliar tal que así (ver foto).

Y es que esto de incluir fotografías en las biografías es de lo más socorrido, pero en este caso yo he recurrido a ellas solamente en el momento de terminar el libro, y me dejaron una impresión tan honda que las he llegado a descargar y guardar en mi PC.

Qué pasa, yo también quiero un guerrero masai en mi vida.

El Conde de Montecristo (Alejandro Dumas, padre)

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El Conde de Montecristo (Alejandro Dumas, padre)

En mi opinión, éste es uno de los clásicos que todo el mundo debería – al menos- intentar leer una vez en la vida. Porque sorprende, primero, y seduce después. Con esto quiero decir que los clásicos en la Literatura, son una fuente inagotable de recursos para un lector que no busque siempre lo mismo. De hecho, a nivel de cultura general, es más que recomendable darle una vuelta a este tipo de novelas porque siempre que oigamos campanas al repecto, sabremos de qué se nos está hablando.

Vista actual del Castillo de If, donde Edmundo Dantés fue injustamente encarcelado, y de la que consiguió huir de una forma que hubiera envidiado el mismísimo James Bond».

En el caso que nos ocupa, El conde de Montecristo, es un referente inevitable siempre que se menciona la venganza. Y no me digáis que ése no es un tema recurrente en cultura: cine, teatro, novela… Las pasiones humanas son siempre un caldo de cultivo de lo más fructífero porque son cosas que absolutamnete todos hemos sentido en la vida. Las personas somos «asín».

No descarto que a alguien pueda parecerle un tostón, claro, ya sabemos que los gustos es algo en lo que es imposible ponerse de acuerdo (afortunadamente). Pero insisto en que si estáis dándole vueltas a la idea de tener en vuestras manos una obra de ésas absorvente e intrigante, de las que no podemos dejar de leer, exactamente igual que muchos de estos «más vendidos» que vemos consumir ávidamente a otros lectores en el metro, por ejemplo, y sentimos las ganas de zambullirnos en una historia de aventuras arrolladora, con amor, sospechas y suspense: ¡no lo dudéis!

De hecho está considerada una de las mejores obras del propio autor, Alejandro Dumas (padre) – el hijo es el autor de «La dama de las camelias», su obra más conocida – . Para colmo de expectación sobre esta historia, os diré que por rocambolesca que parezca, está basada en la historia real del zapatero François Picaud a principios del S.XIX (¡apasionante siglo, Dios mío!), de la que Dumas tuvo noticias, incluída la fantástica fuga de la cárcel, el tesoro recuperado, y una venganza tramada al fuego lento de una década. Casi nada, amigos, casi nada… Desde luego, hay vidas como para escribir 10 nivelas de este calibre.

Ahora que ya os he revelado la parte central de la trama, os describiré más detalladamente que Edmundo Dantés, el paciente y concienzudo protagonista de la novela, resulta injustamente encarcelado justo antes de casarse con su amada Mercedes, debido a la trama urdida en su contra como bonapartista. Aquí comienzan una serie de sufrimientos y desventuras para el pobre Edmundo, que a través de los años y con muchísima suerte, llega a hacer de su capa un sayo y consigue salir de la cárcel fabulosamente rico, y con unas ganas de vengarse que no son de este mundo. Porque contando con una mente brillante, y recursos económicos, a Dantés ya no hay quien lo pare.

Por supuesto, aquí entran a escena numerosísimos personajes  (algunos realmente fascinantes) que toman mayor o menor partido, dependiendo de en qué grado participan del enrevesado plan de nuestro misterioso protagonista, que para llevar a cabo su venganza necesita, además, del uso de varias identidades falsas. Todo esto hace que la trama vaya cobrando una consistencia y una densidad que nos mantienen en constante expectación por saber cómo se irán desarrollando los acontecimientos.

El encuadre histórico de la detención del protagonista lo encontramos en los llamados Los Cien Días en los que abdicó Napoléon, se reinstauró la monarquía con Luis XVIII, Napoleón tomó nuevamente el poder, fue depuesto y exiliado, y oootra vez fue instaurada la monarquía en Francia. P’abernos matao.

Las influencias de Alejandro Dumas para con esta obra se consideran numerosas, parece que muchos autores consideran que «El conde de Montecristo» está inspirado en parte en «Las mil y una noches«, por nombrar una de ellas. Lo que sí es totalmente cierto es que esta obra ha sido a su vez inspiración para montones, cientos de otras novelas, cómics, versiones cinematográficas y televisivas, anime manga incluídas.  

Así que, además de lo que acabo de contar acerca de la atrayente seducción que esta historia de venganza y redención en clave de aventuras puede proporcionaros, está el incentivo de conocer una de las obras más versionadas y adaptadas de la Literatura universal.