
Lo primero que a todos os llamará la atención (desde luego, conmigo funcionó, posiblemente porque se trate de un mero gancho), es que en la mismísima portada ya advierte de que se trata un libro para hombres. He de decir que, a grandes rasgos, estoy de acuerdo. En realidad lo que aparece como subtítulo es un «[…] NO deben leer las mujeres». Tócate… ejem.
Bien, probablemente el enfoque sea en muchas ocasiones predominantemente masculino. Aunque pienso que, además, está pensado especialmente a un determinado grupo de hombres (digamos, a ver, algo… ¿primitivos?). Me gustaría conocer la opinión de otras mujeres que hayan tenido este libro entre sus manos, porque mi sexto sentido me dice (ya empezamos con los tópicos, aviso) que si bien Eslava Galán tenía en mente un público masculino muy concreto, en ciertos pasajes del libro se descubre una intención hacia lector@s del sexo femenino. Ya os digo que ese «no deben leer las mujeres» es un gancho que el autor sabe que va a funcionar. De hecho, he llegado a notar cierta tendencia a una actitud de disculpa hacia las mujeres cuando plantea algunos temas que podrían llegar a tacharse de machistas. O al menos políticamente incorrectos, algo que toca bastantes narices a día de hoy, por pesadez.
Hablar aquí de la tan manida guerra de sexos se queda un poco escueto. Eslava Galán habla de otras muchas cosas, principalmente de dos: las mujeres son como son porque la evolución les obliga a serlo, y los hombres son como son por el mismo motivo. En este aspecto, si «Homo erectus» resulta sorprendente por venir de quien viene – para quien no lo conozca Juan Eslava Galán es uno de esos historiadores que vende por miles sus ensayos sobre Historia (además de novelas y otras obras), con admiradores y detractores a partes iguales, como todos los autores que venden -, el contenido de la obra no resulta ser tan impactante e innovador como uno se espera. Quiero decir que no cuenta nada nuevo con respecto a lo que sabemos sobre hombres y mujeres (el papel de cazador para ellos, el de criadora para ellas, compromiso, sí, compromiso, no, el por qué de la infidelidad, etc.) Para alguien someramente informado o con cierta curiosidad por el tema, este «Homo erectus» no le va a suponer nada rompedor. La conclusión final es que pese a la enorme evolución social que hemos vivido en los últimos siglos, subyace inevitablemente el instinto primario, tanto para ellos como para ellas.Vamos, que está en la línea de aquel superventas «Los hombres son de Marte. Las mujeres son de Venus» . Se acerca un poco a otra de sus obras, «Coitus interruptus», donde habla del sexo con cierto toque de humor, aunque en un contexto y con una connotación diferentes.
El caso es que no he logrado encontrar un motivo de peso para recomendar un libro que, si bien es verdad que no es ningún ladrillazo sobre la evolución y comportamiento sexual, y que se deja leer más o menos con facilidad, tampoco es un dechado de humor ni de novedades científicas. Se queda a mita de camino de todo y no llegas a aprender gran cosa. La palabra es pretencioso. Quiero y no puedo.