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Las brujas de Salem (Arthur Miller)

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Las brujas de Salem (Arthur Miller)

Con «Las brujas de Salem» innauguramos nuestra sección de teatro. El teatro es una forma literaria que considero infravalorada por el gran público en favor de la novela, cuando lo cierto es que el primero nos permite una lectura tremendamente fácil. El autor contribuye más a la hora de dibujarnos el marco imaginario donde se desenvuelven los personajes y desarrollan las tramas. Es cierto que en la novela se establece de igual manera una descripción de los personajes y sus relaciones (aspectos fícicos y psíquicos). Pero bien es verdad que con el teatro, además, podemos experimentar cómo nuestra imaginación vuela al lado de la del propio autor, puesto que no sólo nos plantea la historia, sino que va más allá con la descripción detallada de escenas, decorados, iluminación… En fin, lectores vagos del mundo: el teatro es vuestra respuesta.

Lo cierto es que se trata de una obra (repito lo de sieeeempre: en mi humilde opinión) más bien tirando a facilona. No lo digo Juicio-a-las-brujas-de-Salem. Comunidad Lectoradespectivamente, más bien quiero referirme a que puede leerse en dos días sin despeinarse, sin que nos resulte apagada, lenta o aburrida. Tiene una trama realmente atractiva, y es que para quien no lo sepa, el juicio de las brujas de Salem fue un hecho real, ocurrido en Salem (Masachussets) en el S.XVII, en una comunidad cristiana de un fanatismo extravagante incluso para entonces, (comparadlo con los fiestones de Versalles, misma época), donde el mero hecho de bailar era pecaminoso.

Y hete aquí que un grupo de jóvenes es sorprendido en plena danza campestre, siendo ésta la disculpa para que se liara la de Dios es Cristo – comentario aquí muy bien traído – cuando acaban por ser consideradas brujas, acabando por delatar a otras tantas supuestas compañeras de aquelarre. Y ancha es Castilla. La sospecha, los abusos, las enemistades, los mandamientos, el chantaje, la mentira y el miedo tienen en «Las Brujas de Salem» un caldo de cultivo que pudiera ser muy fiel a los hechos reales. No en vano Miller se documentó para acometer su obra. Éxito rotundo en teatros de la época, por otra parte.

Love is in the air. También los intelectuales con gafas se enamoran.

Ahora bien, se espera una de semejante genio de la Literatura, premio Príncipe de Asturias de las Letras, ganador en dos ocasiones del premio Pulitzer, considerado uno de los mejores dramaturgos del S.XX., algo un poco más… complejo. No es que la obra no me haya gustado, todo lo contrario. La recomiendo fervientemente, pero bien es cierto que uno espera algo más. Quizá sea el valor que se tuvo la obra como arma arrojadiza contra la política del presidente norteamericano McCarthy y su personal «caza de brujas» contra el comunismo, lo que le quita un poco del aire místico y oscuro de la época.

«Las Brujas de Salem» tiene innumerables versiones, por supuesto en teatro, además de series de TV y películas. No las he visto todas, Dios me libre, pero sí puedo deciros que sin duda, sin duda alguna, mi John Proctor es Daniel Day-Lewis de aquí a Masachussets.

John Proctor-Lewis. Comunidad Lectora

Opiniones de un payaso (Heinrich Böll)

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Opiniones de un payaso (Heinrich Böll)

Quién iba a pensar que éste iba a ser un libro sobre las reflexiones más amargas de un payaso. Sí, efectivamente, el filón del payaso triste no conoce horizontes, tampoco en lo literario. Porque, ciertamente, si bien hay pasajes en este libro donde la sonrisa es inevitable, por lo general lo termina uno con un sabor agridulce. La culpa de este devenir de sentimientos la tiene su protagonista: con y a través de él, te debates entre la comprensión y el compadreo, y la compasión. Hans, el tierno y conmovedor payaso abandonado que narra en primera persona cómo es su vida actual y pasada, llega a ganarnos a través de la pena, a parecerte un tío genial, abatido por las circunstancias pero finalmente digno. Y es que el dolor del amor es lo más democrático de este mundo. Por eso es tan fácil llegar al final del libro queriendo ser el amigo fiel del infeliz y sarcástico payaso.

«Marie se ha ido». Machaconamente, Hans relata a través de conversaciones con algunos de sus amigos su pasado, su presente, y el poco futuro que se sospecha a sí mismo. Porque esta ruina emocional se acompaña de otra profesional y económica. El súmmun del drama es que, además, el protagonista se sabe merecedor en cierta medida de lo que le está pasando. Él es agnóstico, mientras que su mujer es católica. Ella lo ha abandonado por otro católico con quien, para más INRI (expresión que no pretende ser faltona, ojo), se ha ido de luna de miel al Vaticano. Que digo yo, ¿qué necesidad había de hacerlo todo tan doliente para el pobre Hans? ¿Eso esto ser más Papista que el Papa (si se me permite el guiño)? ¿No había un pack barato a Palma de Mallorca?

Por otro lado, las circunstancias políticas y sociales del momento habían provocado graves fisuras en la pareja, sosteniendo cada uno de ellos posturas, si no siempre enfrentadas, sí a menudo muy distintas. Hans no puede obviar que la política le atañe, que las reglas sociales le atañen, por más que él no tenga ningún interés en ellas. Böll aprovecha esta tesitura para darnos una mordaz visión social, política y religiosa de aquella Alemania. Para ello utiliza la perspectiva personal del propio Hans. Esto suele interpretarse como esa crítica feroz del autor al sistema, al consumismo, a la política demócrata-cristiana alemana y hacia algunas posturas de la Iglesia Católica más conservadora.

Voy a citar una de las partes que más me emociona de este libro, que leí hace tanto tiempo, pero sigo manteniendo marcadas:

«¿Quería [Marie] asistir de verdad al gran oficio solemne que se celebraría cuando Züpfner [su marido actual] fuera armado Caballero de la Orden de Malta entre cancilleres y presidentes? ¿Quitaría con la plancha, en casa y con sus propias manos, las manchas del hábito de la Orden? Cuestión de gustos; Marie, pero no es ése tu gusto. Es mejor confiar en un payaso que no cree pero que te despierta suficientemente temprano para que llegues a misa a tiempo y que si es necesario te paga un taxi […]. Mi jersey azul no necesitas lavarlo nunca.»

Las carnes gallináceas… ¿Para echarse a llorar? Bueno, lo mejor de esta novela es que, al fin y al cabo, quien nos cuenta la historia es un payaso, así que a menudo consigue arrancarnos una sonrisa mientras suspiramos y pensamos: «¡menos mal!» 🙂

Böll recibió el Nobel de Literatura en 1.972

Quién fuera Dios (Tibor Fischer)

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Quién fuera Dios (Tibor Fischer)

¡Madre mía! Acabo de descubrir un nuevo escritor fetiche. En realidad es la primera, y hasta ahora única novela suya que he leído. Pero me atrevo a recomendarla ávidamente a todos aquellos que quieran pasar un buen rato con una lectura sencilla, pero de gran calidad estilística. Los recursos de Fischer a la hora de describir lugares, personas, y especialmente situaciones, está llevada en este caso a un nivel espectacular, por lo que tienen de descriptivas sin llegar a ser pesadas. Pero lo mejor de esta novela es el tono acidisísisismo que tiene de principio a fin.

La historia es la del protagonista, Tyndale Corbett, un señor amargado de la vida que decide, en un giro estrambótico y definitivo, darle nuevos aires a su amargada existencia de cuarentón separado y aburrido de sí mismo. Esto, que puede parecer un inicio poco prometedor, se convierte en una serie de excéntricas situaciones de las que ni el propio Tyndale da crédito. Verdaderamente, Fischer consigue hacernos reír de verdad solamente imaginando cómo podrán ser esos personajes que se cruzan en el caminio de este protagonista, desde el mismo momento que aterriza en Miami (escenario de las aventuras de este pobre hombre).

Sólo como ejemplo de alguna de estas disparatadas escenas, os haré partícipes de las curiosas reflexiones que llega a hacer Tyndale sobre la gente con la que se va cruzando. Sobre «el Lama Lodo», una especie de predicador de tres al cuarto al que acude a ver en plena conferencia, cito:

«-Acérquense más – dice el Lama-. Según una antigua creencia tibetana sentarse en primera fila es magnífico para el karma.

– Ni presentándose con una banda de rock, hielo seco y rayos láser podría el lama ser más mediático.»

O cuando alaba la vida que se llevaba hace años:

«Antiguamente entendían mejor la vida. Recuerdo a mi abuela decir: << Me pasé años deseándole la muerte a tu abuelo, pero ahora andamos mal de dinero>>.»

Y, una auténtica perla, cuando describe la historia deNelson, su antiguo amigo del colegio, un mentiroso compulsivo que pierde la cámara de fotos de su padre en el tren:

«[Nelson] era consciente de que, en comparación con la mayoría de sus anteriores patrañas, la frase << Me la dejé en el tren>> poseía una franqueza gloriosamente sencilla y convincente. Comparadla con su mítica <<Papá, te digo que fue un puma quien te pisoteó los narcisos>>, por la que […] consiguió incluso que publicaran su careto en el periódico local junto a la noticia «PUMA URBANO»».

Y a todo esto, ejerciendo como voluntario para la Iglesia del Cristo Fuertemente Armado (¡¡¡!!!).

Aunque, para quien quiera rumiar un poco las profundidades de esta historia, también tenemos citas pero que muy sólidas:

«- Una limosnita para droga, por favor, sufro de sobredosis de realidad – mendiga el barbudo […]» o «- Todos tenemos un límite – dice el hierofante-, pero todos nos equivocamos creyendo saber dónde está.»

En fin, que en mi humilde opinión de aquí sale una novela redonda con todos los ingredientes para que, al terminarla, acabes viendo la realidad de otra forma… más a lo «Tyndale style» 😉

Caín (José Saramago)

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Caín (José Saramago)

Hay quien dice que esta novela es una pequeña revancha de Saramago a aquellos por quienes fue tan criticado después de la publicación de su Evangelio según Jesucristo en 1.991. Recordemos brevemente que fue una novela que levantó algunas ampollas y por la que el colectivo cristiano, encabezado por algunos altos cargos de la propia Iglesia, le llegaron a tachar de marxista y fue, en fin, un ir y venir de dimes y diretes entre los unos y el otro, que no ha terminado incluso a día de hoy, fallecido Saramago en 2.010. Después de aquello fue premiado, como muchos ya sabéis, con el Premio Nobel de Literatura en 1.998. Y bueno, aquí es donde algunos afirman que fue cuando se planteó el posible «¿no queríais caldo?»…

Total, que Caín acabó siendo otra de las obras del Saramago más ácido, donde quiere explicarnos (y lo logra estupendísimamente) cómo ve él el Antiguo Testamento a través de las aventuras de un Caín no especialmente reflexivo, aunque sí muy dotado de una capacidad para formular algunas moralejas sorprendetemente claras. Todo esto, a través del espacio y tiempo, siendo protagonista involuntario de algunas de las aventuras más conocidas de los Evangelios. Y bueno, reconozcamos que no hay peor ciego que el que no quiere ver, porque, creencias relgiosas aparte y con todos mis respetos a nuestros ancestros: ¿cómo pudieron hacernos creer semejantes cosas y cómo nosotros podíamos pensar que fuera misericordioso un Dios tan inhumano en ciertos pasajes? Y voy más allá, ¿cómo puede molestarle a alguien que haya personas que se planteen que esta historia, por más entretenida o sagrada que sea, es algo que no encaja con el mensaje de amor y paz que, según parece, Cristo nos quiso dejar?

Como decía antes, Caín no es en esta novela un protagonista especialmente reflexivo. Y creo que es por un motivo. En realidad Saramago quiere que seamos nosotros, los lectores, quienes saquemos nuestras propias conclusiones. Tal y como está narrado, obviamente la lógica cae por su propio peso y quien más, quien menos, todos terminamos haciédonos las preguntas que yo formulaba hace unas líneas. En general podríamos resumirlas en un indignado ¡¿será posible?!

Por lo demás, y como suele ser habitual en las obras de este autor, el estilo es siempre perfeccionista y muy consiso en sus términos, si bien relaja un poco en la profundidad de algunos planteamientos, por lo que Caín es una novela de muy fácil lectura (cosa que no ocurre con otras de Saramago), donde las descripciones de lugares y personajes no son lo importante, sino por qué sucede cada una de las situaciones, quién las provoca y con qué objeto.

Como muestra de las reacciones a esta novela, dejo algunas muestras para que os hagáis una idea de lo encarnizado de aquella lucha:

«Saramago afirma que La Biblia es un manual de malas costumbres«, «Caín, el libro contra Dios«, «La Biblia cruel, según Saramago«