
Considerando quién es el padre de la criatura, entenderemos «Memorias de un amante sarnoso» como un ensayo humorístico. Ciertamente, Groucho Marx ha sido y es uno de los humoristas más atrevidos y brillantes de todos los tiempos. Estas memorias vienen a ser las evocaciones de sus propias relaciones sentimentales (las más destacadas, imagino), aunque sospecho que puedan estar algo distorsionadas para que el resultado fuera más hilarante que el real. Sobre esto último no podría poner la mano en el fuego, pero creo que en este caso bien puede haberse hecho valer aquello de el fin justifica los medios, y el resultado final es que las historias que parecen más reales no son muy cómicas, y las más chistosas tienen un regusto a exageración y retoque.
Dicho esto, me ha parecido que «Memorias de un amante sarnoso» no le hace justicia al Groucho Marx más agudo y tronchante y resulta un libro que, aunque pudiera hacerte conocer un poco más a la persona (¡pero alto camaradas!: precaución siempre ante ese presumible toque de deformidad de los hechos), no te sentirás deslumbrado según te vas acercando, como uno esperaría que sucediera con el personaje.
A Groucho Marx parece que de verdad le gustaban las mujeres, y ya desde muy joven. Se autodefine como un «cazador» (y no voy a decir lo que opino de esto, porque unos renglones más abajo cito algunos párrafos para que juzguéis por vosotros mismos). Y no sólo se le reconoce como tal depredador en estas «Memorias de un amante sarnoso», sino que para mi decepción se retrata como un machista que dice cosas tan lamentables como esto: «con la posible excepción de los trapos, los institutos de belleza y Frank Sinatra, existen pocas cuestiones sobre las que coincidan las mujeres. […] Todo esto sirve para demostrar que la civilización femenina no se aparta más de quince años de la pura caverna. No obstante, ello forma parte de sus encantos.» O éste: «En materia de animales domésticos no hay ninguno que se pueda comparar con una sencilla corista carente de pedigrí. Al igual que gato de Angora, la corista permanece fiel a cualquier hombre que la alimenta.»
Si lo pilla Simone de Beauvoir, lo mata.
A pesar de todo, debemos ver en estas «Memorias de un amante sarnoso» la existencia de un humor que sí existe, lo que ocurre es que no es el que disfrutamos en el S.XXI. Por otro lado, considero destacable el hecho de que Groucho era una persona prácticamente sin estudios, que consiguió labrarse una carrera como escritor y guionista fabulosa, y que era ésta una de sus grandes vocaciones, sino la mayor. Para ampliar más información sobre él, recomiendo fervientemente este artículo de Cinemanía.