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Tragedia de Hamlet, Príncipe de Dinamarca (William Shakespeare)

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Tragedia de Hamlet, Príncipe de Dinamarca (William Shakespeare)

No se puede entender una obra como Hamlet con 15 años. Por supuesto que en ese momento me gustó, independientemente a que fuera una lectura obligatoria. No obstante, la complejidad de las emociones que experimenta nuestro querido príncipe – de la ira al desengaño, pasando por el intenso dolor – no es un descubrimiento accesible,  en toda su profundidad, a una mente no madura aún. Por ese motivo me he lanzado a  la relectura sin red, para empezar 2.018 dándole a Hamlet otra perspectiva. Así, sin despeinarme ni nada, oyes.

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Madre, el marrón que tengo encima con esto de la sucesión a la Corona

La historia del príncipe danés que llora desconsoladamente la muerte de su padre, el rey, nada menos que a manos del asesino y traidor de su propio tío y hermano del difunto, que además ha tenido la osadía de contraer matrimonio con la reina viuda, lleva al pobre Hamlet al borde de la locura; la intensidad de las emociones que padece, como he mencionado antes, discurren entre la sorpresa ante la horrible traición familiar, el insoportable peso de la responsabilidad de asumir su destino, el asco frente a la actitud de su madre, y la cólera ante la injusticia. Total, quién no hubiera rozado la locura en una situación como ésa. Criatura…

Si bien la lectura de teatro implica cierta fluidez, que la hace mucho más abordable que muchas novelas, no penséis que Hamlet no puede dejarte bizco con algunos giros en la exposición, que crean confusión al no corresponderse con la típica estructura lineal. Esto se debe a que el protagonista se encuentra confuso, perdido, llega a fingir enajenación; ¿creéis de verdad que esta historia debe narrarse como si fuera un cuento infantil?

Hamlet-1948-splash Laurence Olivier

Sea como fuere, las reminiscencias a las tragedias griegas, en las que se da la combinación de todas estas situaciones: incesto, muerte, injusticias, vilezas y engaños varios, a menudo en el real entorno familiar, y la sufrida lucha de la víctima, es bastante evidente desde mi humilde punto de vista. Por supuesto, el estudio de Hamlet no ha terminado 500 años después de su publicación.

Por otro lado, está generalizada la opinón de que Shakespeare se inspiró en una obra anterior, Ur-Hamlet, para la escritura de Hamlet, considerándose posible incluso que el drama que conocemos fuera una adaptación de Shakespeare de aquélla anterior.

Ya en su día fue una de las obras clave de Shakespeare. Pero además a lo largo de la historia de la Literatura se ha sometido Hamlet a infinitos análisis, (que no tengo agallas para plantear en este incompleto e insignificante post), por supuesto desde los diversos enfoques que para cada corriente literaria, momento histórico y/o movimiento cultural debieran ser objeto de  planteamiento. Esto es así tanto en lo relativo a la estructura dramática, tratamiento religioso y filosófico de los hechos, pero muy especialmente acerca del personaje: su conflicto personal, intensa lucha interior y ¿fingida? locura.

hamlet_4 Kenneth Branagh

Ni que decir tiene que Hamlet es una de las obras teatrales más representadas de la Historia y que cuenta con todo tipo de versiones. Cabe destacar la eterna controversia en torno a la autoría de las obras de Shakespeare (en la que no entraremos aquí), pero tengo que confesar que desearía con todas mis fuerzas llegar a conocer la verdad antes de verme como Ofelia.

Salón de belleza (Mario Bellatin)

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Salón de belleza (Mario Bellatin)

Me he decidido por comentar Salón de Belleza por lo engañosamente sencillo y accesible de la obra. Se trata de una novela de unas 80 páginas, que se puede leer perfectamente en un fin de semana de aquellos en los que no hay plan más allá del sofá de casa. Totalmente recomendable a aquellos que busquen entretenimiento alternativo al best seller más típico, realmente a  un nivel superior. De ahí lo de «engañosamente» sencilla, porque a pesar de que no supone complejidad, la inquietante historia que nos cuenta es de las de piel de gallina.

El protagonista no tiene nombre; narra en primera persona la historia de sus últimos años, sin concretar tampoco de cuántos se trata, y en los que se ha dedicado a trabajar en un salón de belleza al que ha consagrado todos sus esfuerzos, consiguiendo sacarlo adelante como un próspero negocio. Sin encajar la trama en ningún marco cronológico ni geográfico, sin darnos explicaciones de  las causas, ni de los antecedentes de esta historia, nos relata que una epidemia mortal acaba convirtiendo su salón de belleza en un moritorio, como él lo describe. Así, sin más.

Según va avanzando el relato nos deja saber que regenta el salón junto con dos socios y amigos, con los que convive en el propio local. Los tres viven más o menos de forma clandestina su homosexualidad, si bien en el salón de belleza atienden a las clientas, sorprendentemente, vestidos de mujer. Entre una gran serie de pequeños detalles de su historia personal, que se van colando en la crónica del moritorio, terminas comprobando que no llegamos a saber tanto de él como, finalmente, nos gustaría. Se limita a matizar, a retazos, quién es y por qué está donde está. Es posible que en realidad el moritorio sea la disculpa para hablarnos  de sí mismo.

He podido leer todo tipo de conjeturas acerca de la bondad del protagonista, que llega a sacrificar su negocio y su vida profesional por el mero hecho de proporcionar a desconocidos un lugar donde morir. No se puede decir que no sea un tío generoso, desde luego. A mí, sin embargo, no me parece ninguna hermanita de la caridad. No lo hace por simple magnanimidad, porque entonces no sería excluyente, como nos explica cuando detalla las reglas para poder acceder al local a morir. Al final mi conclusión es que lo acaba haciendo por pura lógica. Es como cuando debes unir los puntos en esos cuadernos de entretenimiento en los que al final, después de ir avanzando poco a poco, punto tras punto, siguiendo un orden, acabas viendo el dibujo completo. Puede que por eso en Salón de Belleza el personaje no se presente, no nos cuente su infancia ni qué razones le llevaron a hacer qué cosas, sino que sencillamente, te lo cuenta. Y luego cada cual saca sus conclusiones, que para eso estamos en «aficionados a la literatura, nivel 3″ 😉

el mexicano Mario Bellatin. Comunidad LectoraLo que está claro es que la trama principal da para reflexionar mucho, y para eso Salón de Belleza no necesita más de 80 páginas, ni localizar la acción en lugar o tiempo, ni dar nombre al protagonista.

De todas formas, lo mejor para el final: quiero contaros un poco qué sé de Mario Bellatin, su singularidad y su extravagante concepto del mundo literario. He leído que comenzó como escritor colocando casi 1.000 cupones preventa de una novela que aún no había escrito. En otra ocasión, organizó un congreso de literatura contratando a actores como dobles de los verdaderos autores, a los que entrenaron durante meses, para acudir al evento. Otra píldora más: su novela  El jardín de la señora Murakami, está planteada como la traducción de una novela… que no existe. No me digáis que a este tipo le falta creatividad.