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Bomarzo (Manuel Mújica Láinez)

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Bomarzo (Manuel Mújica Láinez)

Bomarzo es un lugar real, un estrambótico jardín situado cerca de Viterbo, en Italia, donde se cuenta que el propietario, el duque Pier Francesco Orsini, encargó en el S.XVI un emplazamiento plagado de gigantescas esculturas fantásticas donde llorar la muerte de su esposa.

Mújica Lainez. Comunidad Lectora

Venga, dispara esa foto, que tengo que escribir un libro.

Este sitio impactó a Mújica de tal forma, que decidió emprender la recreación de la vida del duque. Y el retrato de este personaje es la espina dorsal de «Bomarzo«. 

Pier Francesco Orsini – familiarmente Vicino – es en «Bomarzo« el contrahecho hijo menor de una poderosa familia, (amigos: el Renacimiento no fueron sólo los Borgia, aconsejo un poco de documentación sobre los Orsini, dolce far niente!), para el cual no se espera gran cosa una vez descartado el hecho de que no va a morir tras su nacimiento (¡¿por qué me estoy acordando de los Lannister?!).

La configuración de su compleja personalidad, página a página, es magnífica y llena de matices. Se inicia como el pobre niño rico, lleno del resentimiento que le provoca el rechazo familiar. Ser un Orsini considerado improductivo e inútil.

 

Mújica va cincelando a Vicino a través de su trayectoria vital hasta convertirlo en un adulto alucinado, excéntrico, vengativo y atormentado. Incapaz de demostrar afecto, pero sí capaz de amar. A su manera. No sería el yerno ideal en ninguna casa, pobre Vicino. drago

Bomarzo es el duque. Su dueño y creador. Y define con su poliédrica personalidad el concepto de un lugar y un tiempo, el Renacimiento en Italia. La triste historia de Vicino Orsini aparece enmarcada de los tópicos más atrayentes de la época: traiciones, reinos, guerras, poder, alquimia. Y que son las cartas en el tablero de juego de los Médici, los Farnesio o los Sforza. Sin embargo no os dejéis engatusar, «Bomarzo« no es una novela histórica al uso, de fluida y facilona lectura. Es más bien densa, oscura, tenebrosa y amarga.

Neptuno

La novela fue inspiración para la creación de una ópera en 1.964.

«Siempre ansié delirantemente, hasta las lágrimas, que me amaran». ¿Fue realmente Pier Francesco Orsini como Mújica Láinez lo imaginó? I want it to know…

Los Borgia (Mario Puzo)

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Los Borgia (Mario Puzo)

Muchos de vosotros conoceréis a Mario Puzo por su inolvidable saga de El Padrino. Realmente fueron estos libros los que lo catapultaron a la fama e hicieron de él un  autor reconocido, especialmente cuando algunos de ellos fueron adaptados al cine con tan grandiosa elocuencia como hizo Coppola (de las que Puzo fue co-guionista, llegando incluso a ganar el Oscar en esta categoría por los dos primeros filmes). Sin embargo, no todos conoceréis que uno de sus pasiones fue la Edad Moderna europea, siendo Los Borgia uno de sus grandes mitos personales.

«Una copa de vino con César Borgia». Nos da la imagen que casi todos tenemos de la intrigante familia a través de la evocación de John Collier.

Puzo dedicó gran parte de su vida a leer acerca del Renacimiento, pero fueron sus novelas sobre la mafia lo que lo catapultó al éxito y lo que las editoras y lectores habían reclamado siempre de él como autor. Por este motivo, no fue hasta los últimos años de su vida cuando decidió dedicarse a escribir «Los Borgia», aquella  carismática familia a la que tantos años había dedicado a estudiar y tanto interés suscitaba en él, olvidando los intereses más comerciales de su trabajo literario.

De hecho, Puzo dejó esta obra inconclusa tras su muerte y fue terminada por su  colaboradora y pareja sentimental (previamente enfermera, un poco de cotilleo nunca hace mal a nadie), Carol Gino en 2.005.El resultado es una novela bastante completa, donde se conjugan los hechos reales e históricamente contrastados con el analítico tratamiento que Puzo hace de los protagonistas. Todos los seguidores de novela histórica coincidiréis conmigo en que este modo de abordar estas obras es el habitual, y el hecho de combinar la parte verídica con la inevitable interpretación personal del autor para tratar los matices, defectos y virtudes de cada personaje, es inevitable. Y nos procura a los lectores una manera de llegar a la Historia y a la vez comprenderla en parte, al menos vista con los ojos de alguien (mejor o peor) documentado.

Hablemos un poco de quiénes son los protagonistas.

Alejandro VI: a Dios rogando y con el mazo dando…

Rodrigo Borgia, el cabeza indiscutible de familia y posterior Papa Alejandro VI. Qué decir… en dos palabras: ¡MENUDO PÁJARO! Consiguió, con todo en contra, convertirse en un Papa extranjero y llevar a la familia Borgia a lo más alto; desde luego sin reparar mucho en asuntos de moralidad ni ética alguna, es decir: el fin justifica los medios, y para engrandecer los Estados Pontificios y favorecer de paso a los suyos, a este señor nada se le ponía por delante.

César, sin la máscara que llevó tantos años para ocultar las secuelas de la sífilis… ay pillín.

César Borgia, gran promesa familiar desde su infancia debido a su fuerte carácter y ambición. Su padre se encargó de hacerlo cardenal y posterior capitán general del ejército vaticano, además de duque y otro montón de títulos nobiliarios (aquí se ve que la avaricia era un pecadillo sin importancia). Su relación, las malas lenguas afirman que incestuosa, con su hermana Lucrecia ha hecho correr ríos y ríos de tinta. Pero a estas alturas, de qué nos vamos a extrañar ya con esta gente…

Lucrecia, la bella entre bestias. Aquí con un look pre Woodstock-hippie del S.XV.

La bella, dulce e inocente Lucrecia Borgia. Los historiadores nos vienen contando que con esta mujer no se ha hecho nunca la justicia debida, pues se nos presentó siempre como una auténtica devorahombres sin piedad, además de ser descrita como ambiciosa y sin escrúpulo alguno. El mismito demonio, vaya. Sin embargo últimamente varias biografías suyas han pincelado a una mujer que se limitó a ser un peón en manos de su padre, que hizo uso de ella como más beneficioso le resultara a sus intereses, y que se trató de una mujer culta y con una sensibilidad fuera de duda.

Éstos son unos apuntes muy leves de lo que podríamos (o no) conocer de antemano de algunos de Los Borgia. Pero que no decaiga porque como pasa con casi todos los libros, los personajes, como las personas reales, estos están cargados de cientos de connotaciones, matices y contradicciones, y sus actos no siempre se corresponden con lo que se espera de ellos. Así que podéis llevaros alguna sorpresa a la vez que conocéis un poco mejor lo que fue la Roma y El Vaticano de los S. XV y XVI. Pues para quien no haya tenido ningún contacto anterior con la historia de aquella oligarquía italianala Roma renacentista, esta novela es una introducción estupenda. Sin duda, una época apasionante donde las haya.

«Los Borgia» de Mario Puzo nos acercará un poco más a las tramas e intrigas vaticanas que tantas leyendas han levantado a su paso, teniendo en cuenta que muchísimas de las cosas que se nos cuenta fueron absoluta y definitivamente reales.