Archivo de la categoría: Biografías/ Relatos biográficos

La suma de los días (Isabel Allende)

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La suma de los días (Isabel Allende)

Tengo una opinión contradictoria acerca de Isabel Allende: con cada uno de sus libros he sentido que tiene una forma de escribir… ¿cómo decirlo? Almibarada. No sé si eso es malo, sencillamente es la forma en que sus historias calan en mí. Las historias son las que son; lo mejor de la literatura es cómo cada autor es capaz de trasladarnos su forma de transmitirlas, así como cada lector las asimila de manera particular.

Quisiera explicarlo mejor y sé que me voy a meter en un fregao, pero digamos que considero a Isabel Allende una autora muy para almas altamente sensibleras sensibles; con sus ventajas e inconvenientes.

No sé explicar por qué, y no es únicamente por la evidente (y desgastada) cuestión de que sus protagonistas son mujeres enérgicas y tenaces a las que en teoría no les correspondía vivir aquello que estaban viviendo por decisión propia. Este rasgo en realidad es verdaderamente un punto a su favor. Quizá me molesta un poco más es que siempre acaba rozando de una forma u otra la ñoñez. Nadie es perfecto, Isabel 😦

Ahora bien, dicho esto he de decir que jamás me aburrí con ninguna de sus obras, más bien las he leído con avidez, entendiendo cada aspecto planteado con la mayor de las naturalidades, así como si alguien querido quisiera contarme desde la intimidad un relato. Todo se debe a la fluidez maravillosa con la que Allende surfea sobre sus memorias.

Con La suma de los días Allende llega a eso y más. Completa una especie de trilogía sobre su vida y su propia familia, es decir, está basada en sus vivencias y las de sus familiares. Comenzó muy exitosamente con La casa de los espíritus, su primera novela, continuando con la dura historia de Paula, finalizando con esta obra. Están escritas de forma correlativa, si bien pasaron muchos años entre las publicaciones de todas ellas.

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A veces pienso que cuando algún novelista utiliza indiscriminadamente su propia biografía para escribir es señal de falta de imaginación para otros temas (pido perdón a mi querido Bryce Echenique, pero es un recurso fácil). No obstante, con La suma de los días he disfrutado tanto y me ha parecido tan bien narrada, habiendo cuenta que son tantas las personas cuyas vidas aparecen retratadas, curzándose entre ellas, que merece mucho la pena darle la oportunidad.

Dora Bruder (Patrick Modiano)

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Dora Bruder (Patrick Modiano)

Un buen día, Patrick Modiano leyó en un viejo periódico parisino el anuncio por palabras de unos padres que buscaban a su hija, una adolescente de 15 años, residente en un céntrico barrio de París muy conocido por él mismo. Llamó su atención y este simple gesto hizo que se obsesionara hasta tal punto con recuperar la ignorada (lógicamente ignorada, como se ignoran los millones de vidas de toda aquella persona anónima) vida de esta chica, que dedicó tenazmente varios años a investigar sus jóvenes y perecederos pasos, con el resultado de una novela que es un grito desesperado por reivindicar a todos aquellos que no han dejado apenas huella alguna en este mundo. Esto significa que Dora Bruder es la consecuencia de la documentación constante de Modiano, y por tanto, no se trata de una novela, sino de la recopilación continuada de sus propias labores de «reconstrucción». No hay ficción en Dora Bruder; y esto da escalofríos.

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Pero no nos quedemos en el simple anuncio por palabras; la vida de Dora Bruder no es únicamente triste por desconocida, sino especialmente por su funesto final: fue deportada a Auschwitz en 1.942.

Los Bruder era una familia judía inmigrante, procedente de Centroeuropa, si bien Dora era francesa, nacida en París. No obstante su triste final, a Modiano le interesaron más los orígenes de Dora, los de sus padres, su condición humilde, su carácter rebelde y todas circunstancias que rodearon su breve vida. Es decir, QUIÉN y POR QUÉ. Traslado aquí la cita sacada de una entrevista realizada a Modiano por el periódico El País (puede leerse completa aquí), que explica un poco el sentimiento que rodea a Dora Bruder: «[…] con el libro ya publicado, me llegó algo más de documentación sobre Dora. Y me planteé la cuestión de si merecía la pena reescribir la novela o no. Decidí que no. No soy historiador. Soy novelista. No importa tanto el resultado de la búsqueda como la búsqueda en sí. Así que la novela se quedó como está».

Tengo que decir que no había leído una forma tan impresionante de reflejar el transcurso de unos hechos a través del tiempo desde «Crónica de una muerte anunciada», de García Márquez.

El libro, (que ha sido de las mejores cosas que me han pasado este 2.017), se fundamenta en 3 ideas:

  1. el inclemente, cruel y riguroso paso del tiempo
  2. la vacuidad de las vidas de las personas anónimas
  3. la turbia época del colaboracionismo francés

Todas ellas tienen un halo de pesadumbre e injusticia, independientemente de cuál fuera el final de la pobre Dora. Dora Bruder es un agujero en la memoria. Modiano ha hecho con Dora lo que no ha podido hacer la Historia.

Dora Bruder

Patrick Modiano inauguró el Paseo de Dora Bruder en 2.015

 

Memorias de un amante sarnoso (Groucho Marx)

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Memorias de un amante sarnoso (Groucho Marx)

Considerando quién es el padre de la criatura, entenderemos «Memorias de un amante sarnoso» como un ensayo humorístico. Ciertamente, Groucho Marx ha sido y es uno de los humoristas más atrevidos y brillantes de todos los tiempos. Estas memorias vienen a ser las evocaciones de sus propias relaciones sentimentales (las más destacadas, imagino), aunque sospecho que puedan estar algo distorsionadas para que el resultado fuera más hilarante que el real. Sobre esto último no podría poner la mano en el fuego, pero creo que en este caso bien puede haberse hecho valer aquello de el fin justifica los medios, y el resultado final es que las historias que parecen más reales no son muy cómicas, y las más chistosas tienen un regusto a exageración y retoque.

Dicho esto, me ha parecido que «Memorias de un amante sarnoso» no le hace justicia al  Groucho Marx más agudo y tronchante y resulta un libro que, aunque pudiera hacerte conocer un poco más a la persona (¡pero alto camaradas!: precaución siempre ante ese  presumible toque de deformidad de los hechos), no te sentirás deslumbrado según te vas acercando, como uno esperaría que sucediera con el personaje.

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A Groucho Marx parece que de verdad le gustaban las mujeres, y ya desde muy joven. Se autodefine como un «cazador» (y no voy a decir lo que opino de esto, porque unos renglones más abajo cito algunos párrafos para que juzguéis por vosotros mismos). Y no sólo se le reconoce como tal depredador en estas «Memorias de un amante sarnoso», sino que para mi decepción se retrata como un machista que dice cosas tan lamentables como esto: «con la posible excepción de los trapos, los institutos de belleza y Frank Sinatra, existen pocas cuestiones sobre las que coincidan las mujeres. […] Todo esto sirve para demostrar que la civilización femenina no se aparta más de quince años de la pura caverna. No obstante, ello forma parte de sus encantos.» O éste: «En materia de animales domésticos no hay ninguno que se pueda comparar con una sencilla corista carente de pedigrí. Al igual que gato de Angora, la corista permanece fiel a cualquier hombre que la alimenta.»

Si lo pilla Simone de Beauvoir, lo mata. Monkeybusiness-ThelmaTodd-GrouchoMarx1

A pesar de todo, debemos ver en estas «Memorias de un amante sarnoso» la existencia de un humor que sí existe, lo que ocurre es que no es el que disfrutamos en el S.XXI. Por otro lado, considero destacable el hecho de que Groucho era una persona prácticamente sin estudios, que consiguió labrarse una carrera como escritor y guionista fabulosa, y que era ésta una de sus grandes vocaciones, sino la mayor. Para ampliar más información sobre él, recomiendo fervientemente este artículo de Cinemanía.

 

Instrumental: Memorias de música, medicina y locura (James Rhodes)

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Instrumental: Memorias de música, medicina y locura (James Rhodes)

¡Cómo nos gusta una buena biografía! Una de las cosas más cautivadoras cuando empiezas a leer un relato que pudiera reflejar, con mayor o menor acierto, las andanzas de otro es poder descubrir sitios, profesiones, ilusiones y anhelos que nos son del todo ajenas. No entiendo la música clásica, la disfruto en la medida de lo posible, pero digamos que mi concepto de ella es de algo vetusto, aburrido y casposo. Una de los grandes, sino el mayor, de los objetivos que James Rhodes consigue con creces en «Instrumental» es que te sientas atraído por toda esta pasión. La música clásica se la pone dura, y cito textualmente. Rhodes es un concertista totalmente desconocido para analfabetos de la música clásica como yo, aunque ciertamente vive de tocar el piano por todo el mundo, y no vive nada mal. Tenéis que entender la importancia que supone que sólo leyendo a un tío relatar el éxtasis que le supone escuchar algunas piezas clásicas sea capaz de transmitirte la vehemencia y el sentimiento, tan sólo a través de unas letras en un papel. Tenéis que probarlo. Me quito el sombrero.

James Rohes

James Rohdes aborrece la imagen estirada y snob que mantiene la música clásica. Viene a ser una especie de Kurt Cobain de los pianistas. Mola.

Dicho esto, lo cual creo que para Rhodes era una de las intenciones más destacadas en «Instrumental», tengo que relatar lo que ha supuesto descubrir el cruel mundo de los abusos sexuales infantiles y sus terribles, terroríficas consecuencias. A estas alturas quien más y quien menos sabrá por boca del propio Rhodes que fue sometido a abusos sexuales (violaciones, como él mismo los denomina, sin paños calientes) continuados durante 5 años. El infierno que le supuso este hecho a lo largo de su vida llega a impactarte tan profundo, que es posible que «Instrumental» sea un trago ciertamente amargo para 99e7a53b35e3ae63f40cdfaf57d3d4d6algunos lectores.

No voy a contar aquí lo que Rhodes cuenta en «Instrumental» en primera persona, que para eso ha dedicado tanto esfuerzo. Parece que su intención con todo ello ha sido, no solamente la recurrente expiación personal por todo lo sucedido (que incluye apocalípitica espiral de drogas, alcohol y suicidios, entre otros aterradores episodios) a través de unas memorias, sino una gigantesca llamada de atención sobre la pedofilia en nuestros días: su involuntaria aceptación, su velada incitación y su inconsciente consentimiento sociales. Y todo esto lo cuenta con un aire macarra irresistible.

 

Después de años de terapias (y otros episodios menos constructivos de los que no daré detalles), actualmente James Rhodes se dedica en gran parte, incluso gratuitamente, a promocionar y dar voz, respectivamente, a la música clásica y a las víctimas de abusos infantiles, los dos grandes acontecimientos que marcan su trayectoria vital.

 

Por si no conocéis el dato, la publicación de «Instrumental» supuso un árido litigio en tribunales con su exmujer, llegando incluso a la prohibición del libro al considerar que unas memorias tan crudas, con unos relatos tan brutales, podrían dañar moral y psicológicamente al hijo del autor. Como ya os habréis podido imaginar Rhodes ganó finalmente, y ahora todos sabemos que Johann Sebastian Bach -otro tarado, en palabras del autor-, es capaz de resucitar a un muerto y traerlo desde el infierno a una sala de conciertos.

Rhodes celebra el fallo a su favor que le permitió la publicación de «Instrumental». (Foto The Guardian)

 

Invencible (Laura Hillenbrand)

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Invencible (Laura Hillenbrand)

Verdaderamente hay vidas que parecen irreales hasta tal punto, que cuando uno sabe de su existencia no puede llegar a creer que todo lo que se cuenta sea verídico. Es el caso de Louie Zamperini. Este hombre fue un adolescente seriamente conflictivo que consiguió redimirse a través del atletismo. Estaba tan dotado para este deporte que llegó a ser atleta olímpico, nada menos que en las Olimpiadas de Berlín organizadas por Hitler en 1.936 junto a Jesse Owens.

Zamperini atleta. No sabía la criatura lo que se le venía encima.

Con el inicio de la Segunda Guerra Mundial se alistó en la Fuerza Aérea norteamericana, pilotando un bombardero. No respiréis que la historia sigue… Sufrió numerosos ataques de las fuerzas japonesas, salvando milagrosamente su vida. Hasta que un accidente finalmente hundió su avión, dejándolo con dos compañeros vagando por el Océano Pacífico en una situación mucho más que precaria.

No suelo informarme mucho cuando comienzo una biografía; lo imprescindible para decidir si me interesa el personaje. En el caso de «Invencible», – o «Inquebrantable», como también ha sido publicado en español-, ya sabía de sus glorias en las ventas y también que tenía su adaptación cinematográfica con bastante buen resultado, llevada a cabo por Angelina Jolie en 2.014, (que ya se sabe que los americanos catapultan rápidamente las historias personales tan excepcionales, pero especialmente cuando existe un telón de fondo patriota, que eso vende mucho).

Louie Zamperini, a punto de subir a un B-24, un bombardero que necesitaba de 11 tripulantes para su funcionamiento.

 

En cualquier caso, preferí dejar que Hillenbrand me sorprendiera con la historia de Zamperini. Precisamente por eso me quedo a la mitad de lo que se narra en «Invencible»  cuando llegamos al naufragio. Solamente con el terrible relato de supervivencia de esa parte podría haberse hecho un único libro. Eso significa que si pensáis que no se puede sobrevivir a tantas penurias, deberíais empezar a leerlo.

Liberación de prisioneros de guerra americanos en un campo de concentración japonés.

Liberación de prisioneros de guerra americanos en un campo de concentración japonés.

Laura Hillenbrand resulta ser, más que una novelista, una cronista de los hechos. Quiero decir con esto que en «Invencible» no hace alarde de un gran talento narrativo, en el aspecto más creativo y literario, sino más bien realiza una labor periodística muy bien documentada, sin valoraciones personales. Hillenbrand es toda una autora superventas que solamente tiene dos libros publicados hasta la fecha, pero ambos fueron llevados al cénit del bestseller y adaptados al cine (el primero de ellos es «Seabiscuit», dedicado a un legendario caballo de carreras).

 

Curiosamente, padece del síndrome de fatiga crónica; no quiero ni pensar lo que sería de Hollywood si esta mujer publicara un libro al año.

Hillenbrand, agotada solamente de pensar en las penurias del asombroso Zamperini.

Hillenbrand, agotada solamente de pensar en la azarosa supervivencia del asombroso Zamperini.

 

Open (André Agassi)

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Open (André Agassi)

Las biografías son una variante literaria que me resulta apasionante. Pero cuidado, no son tan concluyentes como nos quieren hacer creer: no existe una única versión de los acontecimientos, como ya bien sabréis los más espabilados. A pesar de esto, solemos abordar las biografías como verdades absolutas, especialmente cuando el autor es el propio protagonista. 

En «Open», al autobiografía de Agassi, se olvida uno de toda esta morralla que os acabo de contar. Porque se olvida hasta de que está leyendo.

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André Agassi: 80’s mode. ¿Alguien que le odiaba le dijo que le sentaban bien las mechas ?

Si alguna vez os habéis sentido inseguros, débiles, patéticos o confusos, «Open» es la autobiografía donde podréis comprobar que no os diferenciáis tanto de una leyenda del deporte de élite. Parece que un colega os esté relatando su historia. En este sentido, me parece todo un acierto la foto de portada. No se puede ser más sincero, si me permitís la expresión.

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En varias ocasiones he terminado algún párrafo y he cerrado el libro para mirar a Agassi a la cara, en serio, como si debiera de haber contacto visual con el interlocutor, lo mismito que en la vida real, oye… No estamos los lectores acostumbrados a
tanta humildad.

 

En este sentido, la proyección del relato es buenísimo, puesto que consigue esa intimidad que os decía, donde Agassi parece CONTARTE A TÍ, en confidencia, cómo ha sido su vida. Este aspecto me hizo dudar un poco de la autoría de «Open». En portada no aparece ningún otro nombre, siquiera como colaborador. Normalmente este tipo de obras necesitan de un autor profesional que apuntale su configuración y redacción, para que no resulten desestructuradas ni aburridas. Esta cuestión queda revelada al final, donde Agassi agradece a J. R. Moehringer, Premio Pulitzer de periodismo en el 2.000, su labor como coautor de «Open».

«Open» ha sido todo un fenómeno de ventas, lo cual viene a resaltar lo fácil que es de digerir (independientemente a que palabras como drive, tiebreak, ace o volea puedan sonarte a nombre de chupito en Magaluf). Merecen destacarse las opiniones sobre sus rivales, sus dosis de humor negro – ¡¡¡su pelo, su peloooooo!!!-, y cómo no, su historia con Stephanie Graff, que suena tan auténtica y normal que deja por los suelos ñoñeces tipo Beckhams y similar.

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Dictadoras (Rosa Montero)

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Dictadoras (Rosa Montero)

Cabe aclarar, en primer lugar, que a pesar de aparecer en portada como única autora, «Dictadoras» es en realidad la adaptación de los guiones de la serie de documentales homónima de la productora argentina TN, en la que ella ha colaborado. Pero ya se sabe: los motivos comerciales obligan a destacar a Rosa Montero por encima del resto de participantes, a pesar de que a ella, aparentemente, no le hizo mucha gracia la tergiversación.

 

Twiter Rosa Montero. Comuniadd Lectora

Stalin y su hija Svetlana Alliluyeva. Comunidad Lectora

Stalin, con la que fue su única debilidad, su hija Svetlana.

Hecha esta aclaración inicial, hay que decir que «Dictadoras« es un libro estupendo, lúdico y accesible a la vez: no supera las 200 páginas pero está lleno de Historia y curiosidades. Evita las banalidades, desechando el cotilleo morboso, si bien en ocasiones elude profundizar más en el personaje principal, esto es, el dictador (léase lo de «principal» como aquel que pasó a la Historia). A veces se echa a faltar un poco más de foco analítico sobre la figura más destacada, (que es a quien algunos lectores vamos realmente buscando con esta lectura), aunque dándole una segunda vuelta es de agradecer que se aborde la obra desde un punto de vista desde el cual la letras grandes que rodean a estos dictadores no le quite brillo a lo que se quiere contar, y a quien está dedicada la obra: ellas.

Hitler en un momento tierno con su sobrina, Geli.

Hitler en un momento tierno con su sobrina, Geli.

Para quien no lo sepa, – y a pesar de que a lo largo del XX ha sido costoso ir dando luz al papel de las mujeres en los avatares del siglo -, es innegable que en todos los ámbitos, también en el entorno de los individuos más poderosos del mundo, se dan personas influyentes a diferentes niveles. Estos individuos poderosos han sido casi siempre, como decía, del sexo masculino. Las mujeres que pudieron ejercer sobre ellos algún tipo de influencia han quedado a un lado, desvinculadas de todo lo acontecido. A menudo nos hemos quedado sin saber hasta qué punto había alguien más que movía los hilos, y si lo había, quién era. Y cómo era. Aunque es interesante conocer también las historias de aquellas pobres desdichadas que, no sólo no movieron hilo alguno, sino que fueron atropelladas por los sucesos de la época, víctimas del monstruo al que acompañaron (para mal) en algún momento de sus vidas.

Benito Mussolini, con su familia, al más puro estilo del macho italiano que tanto le gustaba.

Benito Mussolini con su familia, al más puro estilo del macho italiano que tanto le gustaba.

 

Ernesto Guevara, también conocido como el Che (Paco Ignacio Taibo II)

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Ernesto Guevara, también conocido como el Che (Paco Ignacio Taibo II)

Ernesto Guevara, más conocido como «Ernestito»

Francisco Ignacio Taibo II es ejemplo de uno de los literatos sudamericanos vivos más reconocidos y premiados. Su lugar de nacimiento es España, si bien su familia  debe emigrar  huyendo del franquismo, por lo que sus raíces culturales son profundamente mexicanas. Su inclinación ideológica, claramente hacia la izquierda, es  algo que vivió desde la más tierna infancia; Hace gala de un gran activismo sindical y político, lo pueden hacer de Taibo persona non grata en ciertos círculos. Pero en este chiringuito no hay prejuicio que valga a la hora de leer.

Por otro lado, es sabido que el «Che» es uno los personajes que más tirón tienen; unos lo adoran y otros lo consideran un fracaso, pero nunca ha dejado de mantener ese interés que acaban teniendo los mitos. Su vida más pública está francamente bien documentada, y no hablo solamente de datos. Son muchas las imágenes que tenemos de Ernesto Guevara. Parece casi que estuviera vivo. Pero es una figura cuya historia es fácil de distorsionar. Es claro que Paco Ignacio Taibo II es una de esas personas fascinadas por el Guevara libertador de pueblos. Ya ha dedicado biografías a figuras como Pancho Villa o El Comandante Marcos.

Pero veamos cómo trata la figura como a Ernesto Guevara en su obra, Ernesto Guevara, también conocido como el Che: ¿combatiente heróico o ser humano, con luces y sombras?

¿Era el Che un idealista? ¿un moralista? ¿un ideólogo buscando justicia social? ¿un guerrillero? ¿un comunista convencido? ¿el profeta que los rojos estaban buscando? ¿un fenómeno comercial? Es claro que con Ernesto Guevara, también conocido como el Che Taibo pretende hacer brillar un poco al personaje, por encima de la persona, teniendo en cuenta que el Che ha venido sufriendo varias campañas de desprestigio que cuestionan su imagen de libertador de América Latina. No olvidemos que, por otro lado, se le ha reivindicado casi como a un evangelista.


La dedicación que le pone Paco Ignacio Taibo a hacer de esta biografía una obra creíble es absolutamente minuciosa y detallista, con montones de imágenes, declaraciones, referencias a otras publicaciones y una bibliografía contundente en la que está basado Ernesto Guevara, también conocido como el Che. Lo cierto es que Ernesto Guevara es un personaje que da para muchas biografías, independientemente del giro ideológico que quiera darse a la figura. Como ser anónimo ya era alguien destacable y con unos rasgos personales bastante especiales: su rígida idea de la justicia, que le hacía sacar a bailar a las chicas feas en los bailes de los pueblos que visitaba en su juventud; el concepto de identidad de América Latina y sus ganas de abarcarla, que le hizo recorrerla en motocicleta, viaje que dio origen a la película «Diarios de una motocicleta«, ganadora de 21 premios internacionales; la voracidad con la que leía, lo que fuera: desde teatro hasta filosofía, a todas horas y en todo lugar; o detalles más curiosos como su falta de higiene o el renunciar a comer carne cuando supo de las cartillas de racionamiento en la población de Cuba.

En fin, que el resultado es deslumbrante, realmente convincente, que intenta aclarar algunos puntos negros de su historia vital y de la Historia de Cuba. Ernesto Guevara es uno de los personajes más influyentes del S.XX, ideológica y políticamente, cuyo mito permanece tercamente entre nosotros y bien merece una lectura intensa de su biografía.

La masai blanca (Corinne Hoffman)

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La masai blanca (Corinne Hoffman)

Vale, reconozco que este tipo de literatura no es de las que más pasiones despierta entre la intelectualidad más rancia, precisamente por la popularidad que despierta entre los lectores, digamos, menos exigentes. Es carne de película dominguera después de comer, lo reconozco, pero asumido desde un principio su carácter telenovelero, vayamos un poco más allá de los prejuicios. De hecho, yo lo hice y el resultado es realmente sorprendente.

He dicho lo de la película y no sin motivo. Muchos incluso puede que la hayáis llegado a ver. Para los que no lo han hecho os animo fervientemente a echarle un vistazo primero a «La masai blanca» original, porque es de una lectura sencilla y absolutamente absorbente (desde luego, cómo nos gusta un libro fácil). A muchos puede que os haya seducido la historia desde el inicio. Ha sido mi caso. Pero «La masai blanca» ofrece mucho más.

Corinne y Lketinga con cara de arrebolados entre cebras y jirafas.

Corinne y Lketinga con cara de arrebolados entre cebras y jirafas.

Ciertamente no es una obra con grandes pretensiones literarias. De hecho está escrito en primera persona, sin artificios, ni metáforas, giros estilísticos ni saltos temporales: es un relato biográfico y no una novela. Y ya digo que sin muchas profundidades. Lo que se cuenta puede ser más o menos creíble, pero la autora es la propia protagonista y lo que cuenta es básicamente lo que sucedió. Y lo que sucedió es que, inexplicablemente, durante un viaje turístico por Kenia con su pareja (ojo al dato) se le cruzó un guerrero masai por el que ipso facto comenzó a beber los vientos sin explicación alguna, y no paró hasta encontrarlo. Y para eso tuvo que remover Roma con Santiago desde el minuto uno. Porque nada es fácil en el amor, queridos amigos, pero si a eso le añades que se lo encontró en un autobús, y para volver a encontrarlo tuvo que esperar varios días, con el mosqueo justificado del maromo por añadidura, que tuvo que sacarlo de la cárcel, para después volver a perderle la pista, en un país en el que no conoces a nadie y ni tan siquiera hablas el inglés… Me canso sólo de escribirlo. Que para mí, comparados con esta mujer, Romeo y Julieta eran unos aficionados al amor de riesgo.

Lketinga posa feliz ante la puerta del bungalow de su madre (pié de foto al más puro estilo «Diez Minutos«)

Como digo, no encontraréis en Corinne Hoffman una autora de Premio Nobel, ni falta que hace. Porque os aseguro que al finalizar acabaréis tan encoñados con Lketinga como si hubiérais compartido con él choza y leche de cabra. Aparte del previsible choque cultural (que toca desde el valor del dinero hasta las costumbres sexuales), la historia por sí sola ya es impactante, y eso que no quiero dar muchos detalles de cuál era la acomodada situación de Corinne antes de viajar a Kenia, ni de lo que tuvo que luchar para poder mantenerse al lado de su querido guerrero. Por citar una sola cosa, vivió durante más de un año con su suegra, que así leído puede parecer poca cosa, pero nada menos que en un sencillo unifamiliar tal que así (ver foto).

Y es que esto de incluir fotografías en las biografías es de lo más socorrido, pero en este caso yo he recurrido a ellas solamente en el momento de terminar el libro, y me dejaron una impresión tan honda que las he llegado a descargar y guardar en mi PC.

Qué pasa, yo también quiero un guerrero masai en mi vida.

Yo, Claudio (Robert Graves)

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Yo, Claudio (Robert Graves)

No sé si sois o no aficionados a las biografías como género literario. Como en casi todas las historias, en las biografías depende mucho del interés que nos despierte el personaje que es objeto de estudio, como es natural. No obstante, hay que tener otros tantos detalles en cuenta que no son moco de pavo: desde luego, cuando el autor es el propio biogriafiado (autobiografías, para que nos entendamos), siempre habrá un puntito de subjetivismo en lo que nos cuentan. Por el contrario, cuando se trata de un escritor que dedica un libro a un personaje en particular, puede deberse a que ya existe cierto interés, incluso fascinación, por el biografiado. Y esto tiene cierto peligro porque puede tratarse de obras en las que esa admiración puede impedir el rigor y objetividad obligada cuando se mira desde la distancia las decisiones y experiencias de otro.

¿Por qué suelto este rollo para hablar de Yo, Claudio? Bien: esta novela es uno de esos casos en los que un autor fija su mirada en un personaje histórico y decide retratarlo, si bien no con una biografía en todo su significado, sí con un relato de ficción que trata de ser una autobiografía del propio emperador Claudio, que decide dejar por escrito un relato espectacular y realista de la Roma post-César, y de las intrigas y poder de su familia, los omnipotentes Julia-Claudia.

Yo claudio titulos

Graves lo hace con la suficiente distancia y equilibrio hacia la historia verídica que resulta una obra real, totalmente creíble, donde se mantiene un rigor acerca de lo que se cuenta que hace de esta novela una auténtica maravilla. Y es que éste es uno de los casos donde se conjuga un autor bien documentado sobre el marco histórico y los hechos ciertos que se nos cuentan, con un sentido de la elegancia, dignidad y psicología del personaje que hace que podamos considerarlo casi una biografía en todo su sentido.

Cuando hablamos de lo bien documentada que aparece la época imperial de Roma, no es arbitrario. Graves se basó en las obras de Tácito, Plutarco o Suetonio, llegando a traducir del latín algunas de ellas. La obra es asombrosamente precisa.

Si por casualidad os interesa esta seductora época de la Historia, aunque no tengáis especial interés por las biografías o las obras monográficas, tenéis la obligación de leer Yo, Claudio. No en vano estamos hablando de uno de los grandísimos best-seller del S.XX.

La comedida, circunspecta y prudente interpretación del Claudio de la serie.

La comedida, circunspecta y prudente interpretación del Claudio de la serie, D. Jacobi.

Toda la obra está narrada en primera persona y en realidad esta novela es solamente la primera parte de la historia de Claudio; la segunda es Claudio el dios y su esposa Mesalina. El éxito de esta obra también fue el motivo por el que se realizó una adaptación de la misma a serie televisiva, la cual, por cierto, también gozó de un importante éxito de público y crítica.