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Llévame al cielo (Carla Guelfenbein)

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Llévame al cielo (Carla Guelfenbein)

La novela juvenil siempre ha contado, quieras que no, con cierta condescendencia por parte de la literatura destinada a adultos. Algo así como «nos alegra que existas; algún día crecerás y pasarás a ser una obra seria». ¡Ah!, las pijadas los prejuicios…

Bien es cierto que a principios de este siglo la novela juvenil ha sufrido un boom de popularidad que ha dado pie a la divergencia entre aquellas obras que se suben al carro del mainstream (a quién no le amarga un dulce, amigos), y las novelas que mantienen un nivel de dignidad en sus historias, sean éstas destinadas al público joven o no, e independientemente al exitoso mercado que viene rodeando este tipo de literatura. Poderoso caballero es don dinero, citando a Quevedo, y todos aspiramos a ser superventas. No tiene nada de extraño.

Pues bien, por lo que me concierne «Llévame al cielo« entraría en la primera de estas categorías. La trama viene narrada por el personaje principal y en primera persona: Emilia. Un desastroso drama familiar y el correspondiente sentimiento de culpa le llevan a un centro psiquiátrico para adolescentes donde hace amistad con otros personajes, juguetes rotos todos ellos.

Emilia es la chica frágil y sola que podría ser protagonista en cualquier obra de amor juvenil, como tantas otras. Reconozcámoslo, no es tan diferente. Pero en este caso, si consigue levantar cabeza no se debe a luchas vampíricas u otras extraordinarias circunstancias de ficción. Tampoco a su férrea voluntad de mujer, que despierta en plena pubertad para enfrentarse a las maduras adversidades reales, convirtiéndole en una valiente luchadora de la vida adulta.

Emilia es una enferma. Sufre un duro shock traumático y sigue un tratamiento médico; súper importante a la vez que latente a lo largo de la narración. Por supuesto, existe un detonante en esta historia, un antes y un después, el inicio de lo denso en la trama, y esto es el hecho de establecer relaciones sociales (vital para el ser humano). Más allá de todo esto, lo que hace más especial «Llévame al cielo« es a los integrantes de estas relaciones: chavales especiales, tristes, o solos, doloridos; sus correspondientes emociones, extravagantes para el resto. Las carencias emocionales, las inseguridades.

Por lo demás se trata de una novela sencilla. Entretenida. Sin más ambiciones.

El hecho de mezclar el mundo adolescente con el de las enfermedades mentales le sale bastante interesante a Guelfenbein. «Llévame al cielo« resulta una novela emotiva sin caer en el sentimentalismo. Los sentimientos no terminan siendo empalagosos, con el riesgo que supone para una novela como la que nos ocupa. Bien es cierto que Guelfenbein mantiene una parte crítica de lectores que consideran cursis sus historias.

Aquí podéis echar un vistazo al tráiler del vídeobook. Y salís de dudas.

 

Un monstruo viene a verme (Patrick Ness)

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Un monstruo viene a verme (Patrick Ness)

Atención amigos lectores, si además sois aficionados al cine: ¡este post contiene spóilers!

Nuevamente los monstruos y los miedos son los protagonistas cuando se dirige una historia al público joven. En «Un monstruo viene a verme» Conor, un chaval de 12 años, recibe diariamente, a la misma hora, la visita de un monstruo cuya intención es ayudarle a superar una pesadilla frecuente.

Como también hemos visto en grandes obras de la literatura juvenil como «El principito», «La historia interminable», o «Donde viven los monstruos», es bastante recurrente que los autores traten de comunicarse hacia este tipo de lectores mediante un lenguaje metafórico sobre las grandes cuestiones de la vida. Por ejemplo, en el caso de «Un monstruo viene a verme»: Conor es un chico con problemas de acoso escolar; también, y especialmente, sufre debido a la grave enfermedad que padece su madre; y por último, es hijo de un matrimonio deshecho, con una infidelidad y abandono familiar de por medio. En fin, amigos, que el terreno del sufrimiento está abonado para este monstruo, cuyo aspecto sí que no vamos a desvelar. En este contexto, este monstruo-amigo tiene trabajo suficiente para hacer que el protagonista llegue a conocerse un poco más a sí mismo a través de los bloqueos que le generan sus propios miedos vitales. Por si fuera poco, Conor no le tiene absolutamente nada de miedo. Como véis, no es trabajo fácil.

Tengo que revelar que me encantan este tipo de historias, que pueden pecar en algún momento de facilonas y hasta previsibles en ciertos momentos, pero que consiguen a través de sencillas historias llegarte a lo más profundo. Sí, amigos, no soy un lector especialmente ñoño pero he de reconocer que me toca la fibra sensible cuando llego a sentirme como Conor: joven, triste, solo. Asustado. ¿O es que nunca habéis tenido 12 años?

Muchos sabréis ya que Patrick Ness continuó la historia inicial de la autora Siobhan Dowd, de quien es la idea original tal y como el propio Ness comenta en la introducción. Ella falleció apenas había empezado el relato, y el encargo de su continuación fue para Patrick Ness. Yo creo que no le ha quedado nada mal. Tanto es así, que este otoño se estrena una peli de J.A. Bayona con el mismo título, donde adapta esta bonita historia, y cuyo tráiler podéis ver aquí. En mi humilde opinión, si le queda tan bien como a mi querido Spike Jonze la adaptación de «Donde viven los monstruos», de Maurice Sendak, estamos ante una deliciosa película.

After (Anna Todd)

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After (Anna Todd)

A estas alturas, qué se puede decir del fenómeno literario juvenil de «After«. Lo de la publicación de este libro y cómo ha llegado a ser un auténtico bombazo es verdaderamente una historia que merece la pena contar por enésima vez. Muchos ya sabréis que fue publicándose por entregas en la plataforma Wattpad, en la que los usuarios publican todo tipo de relatos. Pero mira tú por dónde, con «After« empezó el asunto del enganche en los lectores, así que finalmente Anna Todd recibió una oferta multimillonaria, de ésas que te cuentan en las películas cuando quieren hacerte saber que perseguir tus sueños tiene recompensa. Y la jugada ha salido redonda, porque se ha convertido en un fenómeno juvenil, al más puro estilo que yo defino como fan-fatal. De hecho, ya existe proyecto en firme para una película, y eso que Todd publicó en Wattpad el primer capítulo en 2.013. Creo que uno de los aciertos a la hora de vender el producto y hacer de él algo nuevo ha sido que el libro lleva asociada una app de móvil para seguir la historia.

Anna Todd en Madrid, rodeada de su armada de fans-fatales (ojo: sólo chicas o_O)

Anna Todd en Madrid, rodeada de su armada de fans-fatales (ojo: sólo chicas o_O)

La trama no es nada del otro mundo, al fin y al cabo: chica buena y estudiosa comienza estudios universitarios y ve el cielo abierto cuando, a través de su compañera de habitación (por supuesto, todo lo opuesto a Tessa, la protagonista), conoce al chico más molón y problemático del campus. Ni que decir tiene que a partir de entonces vive la vida como si no hubiera un mañana: alcohol, fiestas, cambio de imagen, y mucho sexo. No olvidemos el sexo, que tiene una importancia fundamental para todos nosotros, pero tratándose de una ingenua virgen de provincias, no te quiero contar las que se monta con Hardin Scott, el romeo de esta historia. Hay quien acusa a Todd de abusar de las escenas de sexo a sabiendas del morbo que despiertan, literariamente, después de fenómenos como «50 Sombras de Grey» y similares calenturrias de alcoba… Pues sí, no os voy a engañar, hay sexo con detalle, pero nada que no se haya visto antes.

Tópico donde los haya del chico malo y atractivo que hace realidad los sueños femeninos hasta los 25, que pisas un poco tierra.

Tópico donde los haya: chico malo y atractivo que hace realidad los sueños femeninos hasta los 25, que pisas un poco tierra. Hardin Styles, de One Direction.

Para acompañar esta trama está el hecho de que Tessa y Hardin pertenecen a mundos distintos y lo mismo se aborrecen infinito, que se amanceban cual conejos . Lo que viene siendo una relación tóxica de amor-odio de las de toda la vida. Estas relaciones, aunque sea en la literatura, han dado mucho de sí, pero tienen ese ritmo cíclico que las hace un poco previsibles: después del odio viene el amor, y viceversa. Esto hace que las intrigas acaben resultando un tanto repetitivas. Lo que no se puede negar es cómo de adictivas son estas historias, no importa si las viven otros, o incluso si esos otros no son reales. El ni contigo ni sin ti de toda la vida engancha, engancha mucho (no hagas como que no lo sabes). Y eso es lo que pasa con «After«. Por lo demás, yo no diría que la cosa dé como para cuatro volúmenes.

 

Otro de los datos curiosos que los más afines a la saga «After« conocen, es que el personaje principal masculino está basado en Harry Styles, el componente guapito/malote de One Direction, grupo del que la autora es fan (fatal). Para quien no siga al grupo, es aquél con un pelazo como el león de la Metro Goldwyn Mayer.

Dicho esto, he estado echando un vistazo por la red y, como os podéis imaginar, hay miles de entradas relacionadas con After, tanto con el libro propiamente dicho – se ha publicado por entregas, por lo que hay cantidad de reseñas a cada una de ellas… desde luego, estos editores, qué espabiladillos son – , como relativas a la futura peli (imaginad la que hay liada elucubrando sobre el posible Harry. No se había visto nada igual desde «50 Sombras..«). El caso es que no he visto ningún actor que dé tanto el papel de Scott como el susodicho Styles. Qué cosa esto de la inspiración (!).

Os dejo el videobook para que opinéis vosotros mismos.

Memorias de una vaca (Bernardo Atxaga)

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Memorias de una vaca (Bernardo Atxaga)

¿A quién le interesa lo que piensa una vaca? A mí no. En principio. Es que, vaya, tengo que reconocer que una vez te pones, ya no quieres dejar de saber. En fin, la vida te da sorpresas… Es verdad que «Memorias de una vaca» tiene eso: consigue mantener el interés en una historia, en apariencia simplona.
Pero sólo en apariencia, porque lo que tienen estas tramas (entiénsase por estas tramas aquellas que relatan tiernas y sencillas aventuras con Donde viven los monstruos. Comunidad Lectoratoques más o menos infantiles. Ojo: no necesariamente literatura infantil o juvenil); y es que parecen inofensivas en su exposición pero finalmente tienen siempre un fondo de reflexión importante. Estoy pensando, por ejemplo, en magníficas novelas como «Donde viven los monstruos», de M. Sendak, «El principito», de Saint-Exupéry o «El camino», de Delibes.

Pues eso: no dejaros llevar por las apariencias.

El principito. Comunidad LectoraEl caso es que «Memorias de una vaca» es un libro que empiezas sin mucha convicción (será por aquello de ¡novelas juveniles a mí!) pero que te seduce por páginas. En realidad puede ser también porque su autor, Bernardo Atxaga, (sobrenombre de Joseba Irazu), es un pedazo de autor del que no cabe desdeñar ninguna de sus obras, por pueriles que parezcan. Porque, al igual en las novelas anteriormente citadas, muchas de las cosas que aparecen tienen un doble sentido y generalmente no se trata de banalidades sino de reflexiones sobre algunos de los grandes dilemas del hombre.

Parece que la vida de una vaca no debe dar mucho de sí. Y realmente tampoco es que en el caso de Mo, la protagonista, haya sido una vida especialmente destacable. Pero siempre suceden cosas, exactamente igual que a nosotros. Como ejemplo de lo que he dicho más arriba: imaginad las fiestas locales donde las vaquillas son protagonistas… visto desde el enfoque de la propia vaquilla. Ya no parecen ser tan divertidas.

La narración está hecha en primera persona y nos cuenta, amén de sus vivencias personales, detalles de un contexto como la posguerra española o el mundo rural vasco. Para leerse en una tarde y recordar con una sonrisa.

El libro del cementerio (Neil Gaiman)

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El libro del cementerio (Neil Gaiman)

Es la primera vez, desde que cumplí los 18, que he vuelto a leer novela juvenil. De hecho, lo hice con cierto compromiso y a la vez mucha curiosidad, que es como debe comenzarse cualquier libro. Lo cierto es que había oído, y mucho, hablar de Neil Gaiman: esa especie de gurú para los lectores juveniles (que me perdone la señora Rowland) y de cómic de medio mundo  a los que les gusta ese áura siniestra, combinada con un toque infantil y tierno.

Efectivamente, este señor Gaiman gusta y mucho. Pero no sólo eso. Es algo así como un referente en lo que a Literatura juvenil y fantástica se refiere. Tiene una amplia bibliografía, pues se trata de un autor muy polifacético. Comenzó en el mundo de los libros a través del cómic; es por ello que dedica una especial atención a las ilustraciones de sus obras, que si bien no son del propio Gaiman, ciertamente son maravillosas.

En 1987 apareció su primera novela gráfica en colaboración, llamada Casos Violentos, que resultó ser todo un éxito. A partir de ahí las publicaciones de Gaiman en el mercado norteamericano han sido muchas y muy notables. The Sandman ha sido hasta la fecha, su mayor éxito convirtiéndose en un auténtico cómic de culto. Preciosísimas imágenes las que podemos disfrutar en la premiada "Los Mundos de Coraline"

Ha tocado muchos palos: desde obras para niños (Los mundos de Coraline), hasta otras para adultos (American Gods, ganadora de numerosos premios). Varias de sus novelas han sido llevadas al cine (y otras están en proyecto), como la ya citada Los mundos de Coraline o Stardust, con muy buenos resultados, especialmente en el caso de la primera.

No puede decirse que "Stardust" disfrutara del éxito de la crítica en su momento.

Por no extendernos más con la bibliografía tan prolífica de Gaiman, nos centraremos en El Libro del Cementerio, su última novela juvenil, ganadora de la medalla Newbery (2009), el Premio Hugo a la Mejor Novela (2009) y la medalla Carnegie (2010). La novela está ilustradad por Dave McKean para sus ediciones en inglés y por Chris Riddel para las ediciones en español. También está en trámites de ser adaptada al cine por Neil Jordan, el director de El juego de las lágrimas y Entrevista con el vampiro.

Se trata de una obra que hay va subiendo de nivel según vamos avanzando, profundizando en la historia de Nad, ese chico que por un oscuro episodio en el que toda su familia resulta asesinada, acaba residiendo en un cementerio. Por supuesto, cuidado, mimado y educado por los muertos que allí descansan. Lo que aparentemente puede parecer un argumento vano e infantil, termina por ganarte a base de giros en la historia, aventuras en la vida cotidianda pero nada ordinaria de Nad, y que coinciden con diversas etapas de su crecimiento como persona (viva). Siempre con ese halo siniestro y oscuro, victoriano, un tanto onírico. Muy «british» todo.

«Los Jack». Una de las ilustraciones de El libro del cementerio, edición en español.

Por otro lado, la ternura que despiertan personajes como los Owens, la pequeña bruja y especialmente y por encima de todos, Silas, termina por dejarte un gusto francamente dulce al terminar de leer. De hecho, es fácil reconocer en este libro un homenaje al El libro de la selva, y su autor, Kiplin, del que Gaiman es un gran fan.