
Tengo que empezar anunciando que no he leído grandes alabanzas sobre «Vestido de Novia«; creo haber interpretado que el autor tiene en su haber novelas bastante mejores, al parecer. Y sin embargo a mí me dejó con la sangre helada en las venas, posiblemente porque ha sido mi primera aproximación a Lemaitre y el rollo psicótico que despliega tiende a seducirnos mientras nos aterra: es el axioma en el que se sustentan, al fin y al cabo, este tipo de relatos. «Vestido de novia» es la segunda obra de Lemaitre, que ganó el Premio Goncour 2013 con «Nos vemos allá arriba«, anterior a la que nos ocupa hoy. Es un especialista en novela negra y suspense, con un montón de títulos donde siempre hay un fiambre (inevitable) y un crimen no resuelto, con alguna truculenta historia personal detrás. También ha escrito guiones para series de televisión y en Francia es un autor superventas. En fin, todo apunta a que este género se le da bien.
En «Vestido de novia» Lemaitre juega con lo que parece, pero no es. Eso significa que va a salirme un post bastante corto, porque no hay nada que hoy día sea más difícil de perdonar que un spoiler. El planteamiento del relato tiene algunos virajes que es mejor no desvelar, no vaya a ser que alguien me mande un troyano cualquier día de éstos – ¿me estoy metiendo mucho en la atmósfera del thriller?-. En cualquier caso, y a pesar de que no coincido con otros tantos lectores de «Vestido de novia» en este sentido, a mí esta inquietante historia ha llegado a provocarme pesadillas (totalmente verídico), y me ha tenido más tensa que la cuerda de una bandurria durante 6 días. Sophie, la protagonista, es una joven elegante, culta y económicamente acomodada. También resulta ser una asesina con graves desequilibrios psíquicos (OMG!). La narración se inicia cuando descubre que el Leo, el niño de 6 años que cuida, ha sido asesinado en su propia cama.
Aquí se inicia una montaña rusa de apariencias e indicios por los que Sophie atraviesa, debiendo interpretar las situaciones desde su perturbada comprensión. Esta primera parte representa un viaje a través de los ojos de Sophie bastante inquietante, y por lo tanto lograda. No voy a desvelar de qué manera continúa la historia, pero debo apuntar que ésta es la parte que precisamente para mí más intensa, la que provocó mi indignación y pesadillas, y es justo la que menos ha convencido al resto. Lo mejor ha sido descubrir la presión psicológica que se puede ejercer a un tercero sin que éste sepa siquiera que existimos. Y hasta aquí puedo leer…
Un último apunte: no os dejéis impresionar por el horroroso diseño de la portada en español 😦
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