La mujer en la ventana (A. J. Finn)

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La mujer en la ventana (A. J. Finn)

Finalmente pude hincarle el diente a La mujer en la ventana, bombazo literario de 2.018 y bien apetecible novela de intriga, con muchas noticias precendentes y, sin poder evitarlo, algún prejuicio. Lo siento, sólo soy un ser humano 😦 Pues bien, aquí va mi crónica y la verdad, mi consejo es que no desdeñen una buena historia que les haga desear volver a casa para darte un nuevo atracón, por más anti-mainstream y alternativos que postureemos ser.

La historia es la siguiente, y voy a evitar los spoilers aunque muera en el intento: Anna Fox es una enferma mental que vive sola en una enorme y preciosa casa. Dedica su tiempo (que es mucho) a espiar a sus vecinos y ver en bucle películas clásicas de cine negro. Entabla cierta amistad con el hijo de sus nuevos vecinos, y entonces… Con sólo esto (que a simple vista puede parecernos el inicio de una historia sometida a ciertos clichés, teniendo en cuenta que hablamos de una novela de intriga), A. J. Finn nos convierte hora a hora en la propia Anna. La narración fluye generosa y espléndidamente, en primera persona, a lo largo de tan sólo unos cuantos días. El hecho de presentarlo a modo de diario resulta todo un acierto, en este caso.

Todo lo que he podido leer acerca de La mujer en la ventana – lo poco, antes de haberla disfrutado, y lo mucho después – se acerca bastante a mi percepción del libro. Os resumo brevemente porque en todas las referencias que podáis consultar vais a encontrar más o menos lo mismo:

Terror psicológico elegante: muy inspirado en grandes autores del suspense, tal como reconoce el propio Finn. Además, cuenta mucho su experiencia como editor literario de thrillers y novelas de misterio. Se ha voceado debidamente que el propio Stephen King describe esta novela como «excepcional». Nada de sangre ni higadillos o explosiones, pura y sofisticada tensión psicológica.

Referencias constantes al cine de intriga de los años dorados de Hollywood: Hitchcock, principalmente, pero también hay otros. Por supuesto se citan actores, secuencias, tramas, escenas. Desde menciones directas a alusiones enmascaradas (cuanto más velada la referencia, más divertido se hace). Me permito remitirme a una de las pocas películas de las que cita Fox que SÍ he visto, y en quien creo que puede basarse en cierta medida la protagonista. «Sola en la oscuridad». En cualquier caso, las referencias a creaciones artísticas con sobrado reconocimiento son un éxito seguro, porque nos trasladan que quien las cita es un tío muy entendido. Así que no nos dejemos fascinar por tan poco.

 

Y ahora, lo que yo puedo aportar a lo anterior desde este humilde post:

Una protagonista humana y real: visceral, insegura, vulnerable, inteligente. Resuelta cuando se acerca el final, torpe y abúlica la mayoría del tiempo. No débil, pero debilitada. Triste. Y enferma. Y muy triste. Al parecer, el propio autor tiene una relación directa con los trastornos y perturbaciones de la pobre Anna. Ahora bien: le quita un poco de visceralidad que ande bebiendo chardonnay en copa fina de cristal (aunque vive sola, el vaso de colacao no le vale), dejando al descubierto la cursi idealización de los norteamericanos a ciertos hechos como beberse un chato de vino, aunque seas alcohólico y estés solo.

La casa. Un entorno fascinante, absolutamente reservado y lleno de historias personales. Los dominios. Me he sentido tan a gusto allí que te mueves con la naturalidad de la propietaria, respirando aquel ambiente. Finn hasta describe la luz que llega a las habitaciones, en según qué situación.

 

Mucha atención porque A.J. Finn (¡por supuesto que es un seudónimo!, ¡¿por quién le tomas?!) sólo ha escrito hasta el momento La mujer en la ventana, pero dejo aquí como quien no quiere la cosa que ha sido una de las novelas más vendidas en 2.018, y que por descontado, se está trabajando ya en su adaptación al cine.

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